La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

Aguerrido cucuteño promueve la lectura en San Vicente del Caguán

En una región estigmatizada por la guerra, la biblioteca pública se convirtió en un espacio neutral.

Durante ocho años la Biblioteca Pública de San Vicente del Caguán estuvo cercada por el miedo. Dos garitas que custodiaban el ingreso a la Alcaldía, destruida por un atentado terrorista en 2005, impedían que niños, jóvenes y adultos accedieran libremente a sus instalaciones.

“Esta era una biblioteca con los libros guardados, reinaba la soledad y el silencio. Para poder ingresar se debía pedir permiso a la Policía”, recuerda Wilton Montoya, coordinador de Cultura y Turismo de este municipio de Caquetá.

El resurgir de la biblioteca de Sanvio San Virulo, como se le conoce en la región a San Vicente del Caguán -uno de los municipios más extensos e importantes de la Amazonía, rico en zonas de reserva forestal y primer productor de ganado a nivel nacional- fue en el parque Los Fundadores, donde el monumento del Hacha recuerda que esta era una tierra de colonos que llegaron a finales del Siglo XIX, atraídos por la explotación de la quina, y más tarde por la fiebre del caucho.

Este lugar, en donde los jóvenes se reúnen por las tardes a jugar un ‘picadito’ de fútbol y cada mañana atraviesan los fieles para ir a misa en la iglesia Nuestra Señora de las Mercedes, se hizo célebre a comienzos de 1999, por los frustrados diálogos de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las Farc.

La biblioteca lleva el nombre de Clara Inés Campos Perdomo, -maestra de literatura víctima de la guerra entre la guerrilla y los paramilitares, una vez se dio fin a la zona de distensión-.

Con jornadas de lectura en voz alta, 4.500 libros y todo el empeño y compromiso de su equipo, es una de las nueve finalistas del Premio Nacional de Bibliotecas Públicas convocado por el Ministerio de Cultura.

‘De la mano con mi profe’

Testigo y promotor de la transformación de la Biblioteca Pública Clara Inés Campos Perdomo -en donde el acceso al conocimiento dejó de ser restringido- es el profesor Pablo Iván Galvis, cucuteño de 39 años que llegó a esta población en 2012, como docente de religión y según afirman sus compañeros, se bañó en el río Caguán y quedó flechado por esas tierras.

Inspirado en la lectura de ‘Las mil y una noches’, la primera obra que pidió prestada en la biblioteca, este sociólogo y antropólogo ideó un programa de capacitación a docentes en promoción de lectura con el que las clases se convirtieron en espacios de narración y de creatividad.

Al estilo de Sherezada -la mujer que enfrentó la sentencia de muerte por medio de la palabra y quien todas las noches contaba una historia dejándola en su punto más alto-, Pablo diseñó una técnica que le ha permitido involucrar a los estudiantes de los grados sexto y séptimo, del colegio Dante Alighieri, en las actividades académicas por medio de escritos. 

“Todas las clases las inicio con un cuento que va creciendo semana tras semana y ha generado un espacio de intercambio de ideas y de palabras”.

Pablo, quien también es representante de poesía y literatura en el Consejo Municipal de Cultura, afirma que la biblioteca le brindó la compañía que buscaba. “Las letras me fueron dando identidad y la fuerza necesaria para mantenerme en un contexto como este”. 

Pablo, en todo el trabajo de promoción de lectura tiene como aliada a Lizeth Paola Amézquita, licenciada en Pedagogía Infantil y bibliotecaria de San Vicente.

“No hemos querido desconocer que estamos en una zona de conflicto. Vivimos con el estigma de estar rodeados de grupos armados ilegales. Sin embargo, nuestra estrategia es no relacionamos con ningún tipo de fuerza pública ni con grupos al margen de la ley”, señala Lizeth, mientras alista todo lo necesario para lo que será una nueva velada de versos y poemas al calor de un canelazo.

Las estrategias que se gestan en la biblioteca les han permitido recorrer las 16 inspecciones y gran parte de las 250 veredas que conforman a San Vicente del Caguán.

Algunos de los programas más exitosos son: ‘Haciendo memoria’, con la participación de adultos mayores para reconstruir la historia de la localidad.

También están el cine club y la ‘Maleta viajera’, que lleva los servicios de la biblioteca mínimo una vez al mes a las veredas más apartadas. Y como no, las capacitaciones a docentes, como las de Pablo con el programa ‘De la mano con mi profe viajo en las alas de los libros’.

El amor que le genera San Vicente del Caguán a Pablo y el sentido de pertenencia con la biblioteca, hicieron que la postulara al Premio Nacional de Bibliotecas Públicas. 

“Aquí he viajado con Kafka, Tolstoi, Chejov y es a través de este lugar que he llegado a amar, a querer y a sufrir a San Vicente”, comenta Pablo mientras camina al puente colgante sobre el río Caguán. 

En esta vía construida en 1973 y por la que anteriormente pasaban centenares de reses, Pablo lee algunos apartes de la carta que escribió para la postulación.

“Hoy la biblioteca extiende sus brazos hacia las periferias y hace que los hijos de los campesinos tengan la oportunidad de conocer formas distintas de leer, de aprender y de conocer el mundo. 

Posibilita ver más allá del ganado, la leche, las vacas, los árboles, las selvas, las limitaciones rurales y crea mundos imaginarios, posibles y sonoros. 

Cánticos de esperanza en boca de un padre, una madre o un niño en ejercicio de lectura en voz alta, irrumpen los sonidos de la tragedia y la desigualdad”.

Sábado, 15 de Agosto de 2015
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día