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Las Farc deben entregar todo lo del narcotráfico: embajador de EEUU

Para Kevin Whitaker, el logro del acuerdo de paz es algo que todo el mundo debe celebrar.

El embajador de Estados Unidos en Colombia, Kevin Whitaker, quien lleva tres años en el país y dice entre risas que “todavía no me pienso ir”, estuvo esta semana en Medellín asistiendo al Foro Mundial de Productores de Café y a la Feria Aeronáutica en el aeropuerto José María Córdova, de Rionegro. Recibió a El Colombiano el pasado miércoles, 12 de julio, y habló sobre todos los temas planteados por este periódico.

Para el embajador Whitaker, el logro de la paz es algo que todo el mundo debe celebrar, comenzando por los propios colombianos. Asegura con contundencia que Colombia jamás llegará a la situación de Venezuela, y que el aumento de coca y producción de cocaína puede generar dificultades en las relaciones entre Colombia y su país, pues el Congreso estadounidense pedirá las certificaciones sobre la eficacia en la lucha contra el narcotráfico.

Medellín y “La Oficina”

¿Cómo valoran la situación de Medellín y Antioquia hoy? ¿Han visto cambios luego de épocas difíciles?

“Veo a Medellín como una ciudad pujante, enfocada en el futuro, que representa muy bien a Antioquia, que también es así. Me gustaría contar algo: hace seis semanas estuve en Ituango. Tenemos allí programas con USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional). Hablamos con la gente de la posibilidad de trabajo, charlé con una señora que hace 10 mil arepas cada día. Y estuvimos una hora y 43 minutos antes de que alguien mencionara la coca. Así que están enfocados en el futuro”.

La Fiscalía investiga al secretario de Seguridad de Medellín, y pidió su captura, por supuestos vínculos con La Oficina. Sin embargo, autoridades colombianas aseguran que la Oficina no existe. ¿Para Estados Unidos existe La Oficina? ¿Cómo la clasifican?

“La ‘Oficina de Envigado’ ha existido por un buen rato. A nuestro juicio sí existe. No es típica como otras organizaciones criminales, y se ha extendido por otras áreas”.

¿Y tienen información de que esa organización ilegal esté infiltrada en la administración pública, que tengan tentáculos que lleguen a funcionarios públicos?

“No voy a compartir nada al respecto. Y no deben sacar la conclusión de que estoy afirmando que es así, ni tampoco negándolo. Hay investigaciones, y hay que respetarlas para no perjudicar el interés de la justicia”.

”Desnarcotizar” las relaciones

El presidente Juan Manuel Santos ha insistido en la necesidad de desnarcotizar las relaciones entre ambos países. ¿Es eso posible, con el aumento de las áreas de cultivo de coca y del narcotráfico?

“No es posible. Y es una gran lástima. Hace algunos años se había recortado el monto de coca en unas 70 mil hectáreas. Ya estamos muy por encima de eso: las cifras de la ONU demuestran que ha habido un aumento fuerte, grande. Y me da pena porque corre el riesgo de ‘renarcotizar’ la relación”.

¿Y cuál sería la respuesta a eso?

“Hagamos lo que hemos hecho juntos durante 20 años: trabajar juntos para enfrentar el reto y asegurar que logren la paz duradera que merecen los colombianos”.

¿A qué atribuyen ustedes que esta lucha contra el narcotráfico no esté dando resultados, es inacción del Gobierno o la demanda de drogas ha aumentado mucho?

“Hay que ir atrás en eso. La pregunta más bien es, ¿por qué tanta coca? Y hay muchos factores. Uno, se dejó de fumigar, la aspersión aérea. En 2013 y algo de 2014 dejamos de fumigar porque habíamos tenido incidentes con francotiradores y perdimos dos aviones. Y en 2015 se dejó también de fumigar.

Otro factor: en junio de 2014 se emitió el preacuerdo en materia de drogas (Gobierno y Farc), y es un hecho claro que la gente que tiene coca va a recibir beneficios, y eso creó un incentivo perverso para sembrar coca.

Un tercer factor, determinante: tan eficaz fue la fumigación, que los narcos decidieron trasladar la coca a áreas donde no se puede fumigar. En vez de campo grande, se fueron para campo pequeño, que no se puede fumigar. Se fueron también para la frontera con Ecuador, donde no se fumigaba. Se fueron para los parques nacionales, para las reservas indígenas, para el Catatumbo que se llenó de coca. Y para el Cauca y el Valle de Garrapatas, donde hay nubes 350 días al año. Y todo esto es simple matemática: más coca, más cocaína. Más cocaína, más problemas de seguridad y salud pública en ambos países. Y necesitamos la respuesta.

La estrategia del Gobierno colombiano combina la sustitución de cultivos y desarrollo alternativo, junto con la erradicación forzosa. Ambas se complementan y se necesitan”.

Fuerza pública

¿Pero usted cree que las Fuerzas Armadas han seguido el combate al narcotráfico, o han bajado la guardia?

“No hay duda alguna de que la Fuerza Pública está haciendo su trabajo y lo está haciendo muy bien. Estoy en contacto con el ministro (Luis Carlos) Villegas (de Defensa), y dice que van a cumplir con la meta de 50 mil hectáreas menos. No tengo dudas de eso. Y las tasas de interdicción son altas”.

¿Para usted las Fuerzas Armadas colombianas son confiables, son buenos socios?

“Totalmente. Yo llevo mucho tiempo en América Latina, y no hay mejores, en profesionalismo, capacidad, equipamiento. Conozco a sus líderes y comandantes de más abajo, y hay una calidad innegable, también en las fuerzas de Policía”.

Ayuda norteamericana

Con motivo de la visita del presidente Santos a la Casa Blanca, hubo confusión en las cifras de cooperación de Estados Unidos. Parece que se metió en el mismo costal la destinada a lucha antinarcóticos y la prevista para el posconflicto. ¿Cuál va a ser, finalmente, una y otra?

“Yo entiendo la confusión. Nosotros formamos un paquete para el posacuerdo, basado en las líneas normales de ayuda. Una es a través de USAID, que se basa en la geografía del conflicto. Aumentar eso ayuda al proyecto. De los ciento y pico de municipios identificados por el ministro (Rafael) Pardo, de suma importancia para el posconflicto, ya estamos en 40. Hemos estado en 40 por diez años, como aquí en Antioquia: Cáceres, Tarazá, Ituango.

En ayuda antinarcóticos la idea es aumentar. Se hizo una solicitud durante la Administración Obama. Pero como ustedes saben, el Ejecutivo propone, y el Legislativo dispone. Habíamos pedido 450 millones de dólares. Con el cambio de administración, hay otra visión, que no salió a la luz pública, y que yo no voy a describir ahora. Pero para 2017, el Congreso aprobó la suma solicitada durante el gobierno de Obama”.

¿Para la ayuda económica en el posconflicto, el gobierno norteamericano hace algún tipo de condicionamiento o pone limitaciones en su destinación?

“Todos los componentes de la cooperación, tanto los de la USAID como los otros, los del desminado, por ejemplo, son coordinados con el Gobierno colombiano. Hay una condición puesta por el Congreso: que haya una certificación que reúna varias condiciones sobre protección a los derechos humanos. Que hay investigaciones, que gente acusada de violación a los D.H. o con relaciones con la delincuencia, no esté en posesión de los recursos; o que el Gobierno no esté colaborando con paramilitares, esto es de hace tiempo, hace una década, ahora probablemente no tenga relevancia. Y el 30 % de la ayuda destinada a las Fuerzas Militares depende de esa certificación.

Y ahora se necesitará también una certificación, aunque no tengo los términos, de que Colombia cuenta con un programa antinarcóticos eficaz y eficiente. Y el 20 % de la ayuda antinarcóticos está condicionada a esa certificación. Y esto podemos hacerlo, indica además el nivel de preocupación del Congreso de Estados Unidos, estas condiciones no se ponen por nada. Y tenemos que responder a eso”.

Las Farc

¿El Gobierno de Estados Unidos cree que las Farc siguen en el negocio del narcotráfico?

“Es importante hablar sobre hechos comprobados. La información que me llega es que en la gran mayoría de los lugares donde estuvieron incentivando la siembra, recolectando, participando en el procesamiento y en el envío, se han quitado del negocio, eso es muy importante. Otra cosa son los disidentes.

Pero quiero destacar algo para mí muy relevante: si las Farc se retiran de esos sitios, pero entran otros actores a suplirlos en la cadena, es responsabilidad de las Farc compartir con el Gobierno la información que tiene. Eso no quiere decir que las Farc asuman las responsabilidades del Estado, pero tienen que compartir toda la información sobre presencia de otros actores en sus áreas”.

¿Cómo Embajada, ustedes van a tener interlocución con los cabecillas de las Farc que, a pesar de tener graves delitos a sus espaldas, van a ser representantes políticos en virtud de los acuerdos de paz?

“Interesante pregunta. Hasta el momento no los hemos buscado, y ellos no nos han buscado a nosotros. Si participan en la sociedad en la parte institucional, y dejan atrás para siempre las armas y la criminalidad, hay que reconocer eso. Hay que ver también sus designaciones. Ellos están clasificados como organización terrorista internacional y también como una de las organizaciones de narcotráfico más grandes del mundo. Esa designación se les hace de una manera, y se deshace de otra. Quitar esa designación depende de los hechos, no de que firmen algo. Si demuestran con hechos que ya no son ese tipo de organización, tendríamos posibilidad de, por lo menos, hablar con ellos. Como Embajada tenemos la responsabilidad de tener contactos con actores políticos legales”.

¿Van a seguir insistiendo en la extradición de los cabecillas de las Farc pedidos por cortes norteamericanas? ¿Y si ellos son localizados en otros países, Estados Unidos pediría a esos países su captura y extradición?

“Sí y sí. Vamos a seguir pidiéndolos en extradición. Y si se encuentran afuera, sujetos de una circular roja... La extradición es un mecanismo de cooperación bilateral. Si el Gobierno colombiano la niega, pues ya está, vamos a respetar eso. Pero si se encuentran en otra parte, y tenemos los factores legales alineados, vamos a ir a buscarlos, sí”.

El presidente Santos dice que ni con cooperación internacional se han detectado bienes de las Farc en el exterior. ¿Estados Unidos va a buscarlos en su territorio, y también va a activar mecanismos para hallarlos en otros países?

“Sí estamos colaborando. Lo que dice el señor presidente es cierto, y se sigue investigando. Hay que tener en cuenta que es bueno colaborar con Estados Unidos porque casi la totalidad del sistema bancario se mete en Estados Unidos, a través de instituciones estadounidenses. Ahí hay una visión casi completa de lo que es el mundo, y seguiremos así”.

Corrupción internacional

Hemos visto casos en los últimos años de extradiciones no limitadas a delitos de narcotráfico. Ahora, por ejemplo, se pidió la del ex fiscal Anticorrupción de Colombia. ¿Cómo va a funcionar esto?

“En Estados Unidos tenemos cerca de 90 fiscales asistentes, que son muy emprendedores, están buscando si hay violación de las leyes en su jurisdicción y buscan a sus responsables. Y hay unos fiscales estadounidenses que están muy enfocados en Colombia. Y son casos, desde el principio hasta el final, 100 %, coordinados con la Fiscalía General de Colombia. Admiro mucho a Néstor Humberto Martínez, ha hecho un trabajo excelente”.

¿Aparte del fiscal, también les genera confianza la Fiscalía de Colombia?

“Sí, claro. Tuvimos esa mala noticia del fiscal anticorrupción, una noticia dura incluso para nosotros. Pero eso demuestra, una vez más, que somos falibles, somos humanos. Y esa persona, según la evidencia que tenemos, pecó, violó la ley, incluso la de Estados Unidos. Por eso buscamos su extradición, y si resulta condenado, que pague el precio. Pero eso comprueba que el sistema sí funciona. Y eso manda un mensaje a todos los corruptos o potenciales corruptos en el país, de que los vamos buscando. Están en la mira, vamos detrás de ellos con toda la energía, la inteligencia, la creatividad de la cooperación bilateral”.

Proceso de paz

¿Qué es lo que más les gustó del Acuerdo de paz con las Farc, y qué es lo que más los preocupa, según lo dicho por el Secretario de Estado, Rex Tillerson, en el Senado de EEUU?

“Nos preocupa mucho el tema de la coca, que ya hablamos, y el de la extradición. Y son asuntos que hay que tratar, y seguiré haciéndolo, es mi deber. Y si hay una preocupación en el legislativo en Washington, de que estamos perdiendo el filo de eso, nos va a afectar y puede socavarnos la vida de seguir al lado de Colombia. No es un asunto de plata, es mucho más que eso. Esos son síntomas. Lo verdaderamente importante es dar respuestas a la verdadera Colombia, las oportunidades de educación y ganarse la vida. Por ejemplo, en el tema de la agricultura. ¡Estamos en 2017! Hablo como amigo de Colombia. Necesitamos agricultura de largo alcance para traer riqueza al campo, y también para alimentar al mundo. El mundo necesita la agricultura de Colombia.

En mi oficina en Bogotá hablábamos mucho de los problemas, y eso me deprimió. Hasta que decidí que debíamos hablar de la búsqueda de soluciones a los problemas. Es importante eso y no perder la visión de la realidad: se ha logrado una paz después de 53 años con un grupo bastante difícil, a través de años y años de trabajo y sacrificio de los colombianos. Hay que reconocer eso, y con respeto a los colombianos, yo espero que ustedes pudieran hacer lo mismo”.

Tratado de libre comercio

¿Hay intención de la Administración Trump de renegociar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Colombia?

“No he oído nada de eso, no tengo datos”.

¿Y el balance de ustedes es bueno?

“Se puede hablar desde diversas perspectivas. En sus propósitos de sentar bases firmes entre los dos países, de dar oportunidades a los productores de ambos lados, estamos muy satisfechos. Ahora bien, al principio tuvimos una ventaja bastante grande, es menos ahora, y eso se enfocó en productores de Colombia principalmente, lo cual es entendible. Y es que Colombia ya tenía acceso libre al 98 % del mercado estadounidense. Nosotros no lo teníamos, y el TLC abrió la ventana para nosotros. El comercio no es estático, cambia mucho. Los colombianos deben buscar cómo llegar a ese mercado, estanos listos”.

¿Qué áreas debían explorar los empresarios colombianos, que no hayan hecho hasta ahora?

“¡Muchas! Por ejemplo, el Grupo Argos, Jorge Mario Velásquez, ha hecho una inversión muy fuerte en EEUU para beneficio del Grupo y para el de los colombianos. Otro tema que estamos desarrollando: la importación del aguacate Haas. Tengo muchas ganas de sacar eso adelante antes de terminar mi gestión. El presidente Santos se lo mencionó al presidente Trump en su reunión, y eso ayudó mucho”.

¿’Venezolanización’ de Colombia?

¿Cree que es realista decir que Colombia puede terminar como la actual Venezuela? ¿Hay alguna posibilidad de que eso pase?

“Imposible. Yo serví también en Venezuela, la conozco bien, su problemática, su gente. Ustedes son distintos. Eso nunca va a ocurrir acá, nunca. No tengo la menor duda sobre eso”.

¿Ve fortaleza institucional en Colombia?

“Hay factores muy importantes en eso de la institucionalidad. La responsabilidad del liderazgo. Hablábamos de la polarización que existe en el país. Es muy importante darle respuesta a eso: polarización, demonización del oponente, es muy peligroso. En el fondo lo de Chávez en Venezuela no fue un asunto de izquierda o derecha. Fue populismo. Y ustedes, todos los colombianos, pueden buscar un futuro mejor. Pueden ser líderes, tienen esa capacidad”.

¿Tiene interlocución con el expresidente Álvaro Uribe, cómo se entiende con él?

“Muy bien. Como se lo he dicho a él, es un padre de la patria. Es un prócer. Creo que sin su liderazgo como presidente, Colombia sería un país muy distinto. Y lo que hizo como presidente salvó la República. Es mi visión como analista y mi entender como una persona que ha estado al lado de Colombia por más de una década”.

Su experiencia en Colombia

¿Qué es lo que más lo ha sorprendido de Colombia?

“No es fácil responder eso. Yo soy una persona común y corriente, un ciudadano de a pie. Aquí me han tomado más fotos en estos tres años que en el resto de mi vida, y por mucho (risas). Pero déjenme decirles otra cosa: he tenido una relación muy estrecha con las Fuerzas Armadas de Colombia. Conozco América Latina, y las diversas visiones sobre las Fuerzas Armadas. Y me llama la atención la relación tan fuerte entre la sociedad y las Fuerzas Armadas. Lo veo en Bogotá, cuando la gente acude a la Policía a pedirles cosas, ayuda. Hay una conexión muy fuerte”.

En Colombia no hay un sentimiento antiyankee, como sí lo hay en otros países. ¿A qué le atribuye esto?

“Es muy importante esto. Y es porque nosotros tratamos a los vecinos como iguales. Así lo intentamos hacer. Yo como amigo tengo obligación de decir algunas cosas, pero respetando la soberanía y admirando la calidad de ustedes los colombianos. Es función de la diplomacia, del respeto de Gobierno a Gobierno y del respeto como seres humanos. Por eso me anima mucho la posibilidad de más turistas en el país. Se reacciona también mucho con relación a la persona de quien sea presidente de los Estados Unidos, y eso se notó mucho con el presidente Obama, era muy popular”.

¿Y cree que eso puede cambiar con el discurso del presidente Trump, en asuntos como el muro con México?

“Vamos a encontrarnos con la afectación de eso. Fue interesante a nivel político en Estados Unidos, y aquí en la región, que esta visión de “America first”, de que somos una Nación y tenemos derechos, redunda muy fuerte con ciudadanos en mi país”.

¿Qué recuerdo imborrable le quedará de Colombia?

“Poder trabajar con Colombia en este momento histórico ha sido el orgullo de mi vida. Yo soy diplomático, y por eso siempre he querido estar en un lugar donde sucede algo importante. Y estar aquí en el momento de la paz... No lo puedo expresar en palabras. Espero ser de utilidad en eso. Y no quiere decir que esté de acuerdo en todo. Como en toda relación, si uno no dice la verdad, la relación de deteriora. Yo intento decir siempre la verdad a los amigos”.

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Colprensa
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Lunes, 17 de Julio de 2017
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