El próximo domingo 02 de octubre los colombianos votaremos el llamado Plebiscito que el Gobierno Nacional organizó para refrendar los Acuerdos de La Habana, suscritos ayer en Cartagena, y tengo la plena seguridad que muchos colombianos votarán por la ilusión del sosiego público, o porque sí han leído las famosas 297 páginas del Acuerdo, y aunque estén conformes con una parte y en desacuerdo con la otra, porque el Gobierno, por sí y ante sí, decidió que no había opción de abstenerse o votar en blanco, tomarán determinada decisión y “que sea lo que Dios quiera”.
Si bien es cierto que el Gobierno Nacional ha arremetido con la publicidad oficial, denegándole a la contraparte el mismo porcentaje de espacios, tal y como lo exige la providencia de la Corte Constitucional; no es menos cierto que ha logrado con ello, para usar el lenguaje de los marxistas, crear una especie de fetichismo del plebiscito, y los del “No”, a pulso, contra la corriente y a veces no dejándose arrastrar hacía la provocación, han logrado llevar su mensaje a lugares inesperados y conquistar un sector de la opinión antes dubitativo.
Esa arremetida publicitaria ha hecho olvidar muchas cosas. Por ejemplo, en los días previos al 10 de agosto el país se conmocionó cuando se descubrió que desde el Ministerio de Educación pretendían imponer en Colombia la ideología de género, y eso alentó marchas y manifestaciones de padres de familia asustados y ofendidos, que descompusieron al Gobierno y tuvo que reversar. Ahora, en los Acuerdos de La Habana, la palabra “género” se repite 117 veces y se incluye el enfoque de género. ¿Será lo mismo que rechazó el pueblo colombiano el pasado 10 de agosto con las marchas? De manera que muchas personas que salieron a marchar ese día contra la ideología de género el 02 de octubre pueden estar refrendándola sin saber.
El presidente de la República que se posesione el 07 de agosto de 2018 tiene ante sí un reto superior al de implementar con cautela la nueva Constitución que redactó la Constituyente que deliberó en La Habana: regresarle al país la institucionalidad y el imperio del Estado de derecho, porque el actual hizo “lo que le da la gana”, obligándonos a voltear la vista hacia gobiernos del Socialismo del Siglo XXI, que sí ha demostrado hacer “lo que le da la gana”, basta con atravesar los puentes internacionales “Francisco de Paula Santander” y “Simón Bolívar”.
A José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente de Gobierno de España, le preguntaron por qué la comunidad internacional apoya unánimemente los Acuerdos de La Habana y en Colombia estamos divididos, a lo que respondió: “Porque Colombia es una democracia y se puede disentir”. En fin, el voto ha de ser libre, responsable, informado y votar en conciencia.
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La colonia convencionista, y en especial el sector educativo, se viste de luto con el repentino deceso del amigo y pedagogo, egresado de la Unipamplona, Ramón David Lozano Quintero, Supervisor de Educación de Adultos en la provincia de Ocaña. Paz en su tumba.
