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Ahora sí: una paz incluyente

La paz es de todos los colombianos y el resultado del plebiscito fue un llamado de atención al Gobierno.

Dicen que no hay fecha que no se cumpla, y se cumplió, pero lo imprevisto fue el dictamen popular, porque con los resultados favorables de las encuestas, la publicidad oficial, la pregunta que inducía en determinado sentido y un mamotreto de 297 páginas que pocos leyeron íntegramente, todo estaba servido para que ganara el oficialismo.

Esas 297 páginas, que ni la misma guerrilla había leído, porque, como se los recordó el fiscal general Néstor Humberto Martínez, cuando les dijo que deben entregar sus bienes antes de entrar en vigencia el Acuerdo, porque “El patrimonio ilícito acumulado durante el conflicto no se encuentra saneado”, y, también, en relación con la comisión de delitos con posterioridad a la firma del Acuerdo, y ellos le corrigieron, siendo que estaba en los Acuerdos, nos indica que eran ajenos a lo acordado.

Lo cierto es que la paz no es del Gobierno, ni de Juan Manuel Santos Calderón, ni de los negociadores de La Habana, ni del Partido de la “U”, ni de Roy Barreras, ni de Armando Benedetti, ni de Álvaro Uribe Vélez ni Francisco Santos, etc.; la paz es de todos los colombianos, y el resultado del plebiscito del domingo pasado fue un llamado de atención al gobierno central que estaba jactancioso con sus amigos cediendo y firmando. Con los 6.431.376 votos del domingo pasado por el “NO”, el presidente Santos, con mucho realismo político, reconoce que todos los colombianos quieren la paz, que hay una nueva realidad política y que es necesario convocar todas las formaciones políticas que hacen contrapeso.  

Lo anterior significa que pacificar al país no puede ser política partidista, ni personal del Presidente de la República, ni que el Presidente puede “hacer lo que le da la gana”, como lo pregonaba el presidente Santos hasta el domingo pasado, sino que la búsqueda del sosiego público y negociar políticamente con grupos armados debe ser política de Estado, y con el resultado desfavorable del domingo el Presidente no puede replegarse sino liderar y convocar, como en efecto lo anunció, porque las negociaciones, como se estaban realizando, no unía a los colombianos, los dividía. Ahora existe la posibilidad de una paz incluyente.

Hay que renegociar, es verdad de a puño, y si todas las fuerzas políticas son convocadas, pero no para la foto, sino para debatir, acordar y tener en cuenta, ese sí será un Acuerdo válido, nacional y se podrá prescindir de un nuevo plebiscito. Lo del domingo no fue un voto contra la paz ni a favor de la guerra y, además, las Farc-Ep han dicho que no volverán a la guerra, que están dispuestas a seguir negociando y si aceptaron someterse a las reglas del plebiscito pues deben ser coherentes, aceptar esta derrota electoral y reconocer que hay puntos del Acuerdo que hay que someter a “remodelación”, puntos que sería prolijo enumerar ahora.

Lunes, 3 de Octubre de 2016
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