Las esperanzas de sociedades como la nuestra, deben estar fincadas en lograr que los padres de las nuevas generaciones sean capaces de formar a sus hijos en valores, y blindarlos contra tantos antivalores a los que están expuestos. Nadie puede negar que el sistema educativo que viene imperando, no fue capaz de educar, ni de formar para la vida, ni para el servicio, ni para la humanización del hombre, producto de ello es el sin fin de injusticias y costumbres chuecas que nos tienen condicionados desde hace mucho tiempo, al extremo de volvernos insensibles, intolerables y sedados ante el tsunami de conductas antisociales y asociales que nos castran y agobian.
Todos los padres de familia que estemos entre los 24 y 66 años, tenemos que asumir el compromiso de estar pilas para criarlos por el camino correcto, aquel por el que no se haga daño, ni le haga daño a nadie en ningún sentido, Es necesario estar atentos desde su tierna infancia no solo a mimarlos y vanagloriarnos por la pinta que traigan, sino brindándoles seguridad y afecto a través de las miradas, las palabras, la sonrisa, las atenciones…y a medida que vayan creciendo, irlos orientando en el amor responsable, en la sencillez, en la escucha, en la amistad, en la ternura, en la honestidad etc., y que esa orientación esté despejada de nuestras propias taras, mentiras y porquerías, que es precisamente lo que poco o nada se ha hecho a lo largo de la historia, llevando a los hijos a creer que todas las acciones de sus padres son buenas y dignas de imitar, cuando todos sabemos por el libro de la verdad, que no es cierto, y por eso es que ha venido perpetuándose en muchos círculos de poder, no solo todos aquellos antivalores trasmitidos por la cultura (abuso, robo, maldad, injusticia, avaricia, agresión, mentira, humillación etc.) sino que además fueron, o son, encarnados por sus propios padres.
Los muchachos se dan cuenta, no son pendejos… ”pero, si mis padres lo hicieron, me enseñaron, por qué, yo no he de hacerlo? Básicamente es de nosotros de quienes depende que nuestros hijos no se tuerzan, no se metan en las filas de lo condenable por diferentes caminos chuecos. ¿Qué tipo de hijos estamos formando, qué papel le gustaría que jugarán en esta sociedad, por qué quiero que me valoren, me respeten y me recuerden mis hijos, qué estoy haciendo para ganarme su verdadera admiración? Tomar conciencia de todo esto, asumiendo la responsabilidad los dos padres (no importa si están separados), es realmente una buena visión, y una encomiable misión…para trascender en el camino que recorrimos en esta vida. De esta manera, si las generaciones jóvenes de este presente son gente sana, que hacen cosas buenas en y para la sociedad en general entonces estaremos hablando de tener una tropa de agentes de cambio, y ellos continuarán la tarea con sus hijos (nuestros nietos) y así podrá seguir una línea de nuevas y buenas generaciones, que harán un país más justo, en donde existan suficientes oportunidades para todos, reine la paz y la armonía entre todos. Muchas gracias.
