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Crónicas sueltas
Porque lo malo de los pueblos es que van caminando por la historia sin volver atrás.
Miércoles, 3 de Febrero de 2016

¿Sabe usted quién fue el Abogado de las ánimas o Sietemachos? 

¿Oyó hablar alguna vez de Elisa la reina? 

¿Conoció a Carevieja?

¿Sabe la historia de los teatros de la ciudad?

¿Recuerda el nombre del primer obispo de Cúcuta?

Posiblemente usted recuerde muchas cosas de nuestra ciudad, pero de pronto otras se le hayan olvidado. Y no hablamos de la Cúcuta antigua, sino de la de ahora, la reciente, la de las últimas décadas.

Pues bien. Si la memoria le empieza a jugar malas pasadas, si muchos nombres se le quedan en la punta de la lengua, si los recuerdos se le llenan de neblina, no se preocupe. Es normal que eso suceda. Pero le tengo la solución.

Consígase el último libro de Carlos Eduardo Orduz, Crónicas sueltas 3, y allí encontrará temas de verdad interesantes sobre la Cúcuta que vivimos en nuestra infancia y que ya comienza a desaparecer.

Porque lo malo de los pueblos es que van caminando por la historia sin volver atrás, y una casa vieja es derrumbada para darle paso a un edificio moderno y en pocos años nadie se acuerda de cómo era aquella antigua construcción ni quiénes la habitaban.

Las gentes se mueren y son olvidadas. Sólo queda, a veces, una placa en el cementerio y nada más. Es la ley de la vida. 

Por eso, libros como el de Carlos Orduz son importantes para recordar, teniendo en cuenta lo que dicen que recordar es vivir.

Carlos Eduardo Orduz ha dedicado toda su vida a la docencia y la historia. 

Como docente hizo el recorrido desde maestro de escuela hasta llegar a profesor universitario. 

Pero también ocupó los más altos cargos en la administración educativa del departamento. 

En efecto, se  desempeñó como rector, supervisor de educación, jefe de secundaria y jefe de la sección técnica de la Secretaría de Educación de Norte de Santander.

Ha publicado diversos libros sobre educación tales como Historia de la educación en Norte de Santander y Aspectos básicos de la educación.

Pero su aporte fundamental a la historia de nuestra ciudad está en las investigaciones que ha realizado y los libros que ha publicado sobre Cúcuta: Estampas familiares cucuteñas, Cúcuta  de antaño, Vivencias cucuteñas, Picaresca cucuteña, Memoria urbana cucuteña y las Crónicas sueltas.

Como se ve, buena parte de su vida se le ha ido a Carlos Orduz investigando, contando, refrescándonos la memoria y haciendo hasta lo imposible porque la historia de Cúcuta no se nos borre de la mollera.

Bien por Carlos y ojalá que siga escribiendo libros sobre nuestra querida ciudad, que tiene muchas cosas bonitas y de la cual se dice que es el mejor vividero del mundo, aunque algunos la llamen “peladero”. 

gusgomar@hotmail.com

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