Casi que no hay emisión en la que los noticieros no presenten aberrantes y monstruosos casos de abusos y violaciones a menores de edad (y eso solo los denunciados, número que es ínfimo comparado con los que la víctima jamás denuncia por miedo o vergüenza). En Colombia, muy triste y lamentablemente, ninguna niña o niño está a salvo de este flagelo que marca y destruye vidas, cualquiera puede terminar violándola o violándolo, su propio padre, alguno de sus hermanos, su abuelo, un tío, el padrastro (en muchos casos con conocimiento de la desnaturalizada madre), el amigo también menor de edad pero más grande, el profesor, el sacerdote, el médico, el vendedor, etc. Y como si lo anterior ya no fuera extremadamente alarmante, y a la vez vergonzoso, el que quizá es el mayor violador y asesino de niños de la historia, Luis Alfredo Garavito, vive entre nosotros; que, dicho sea de paso, con los años a los que fue condenado no se hace justicia ni por un solo niño de los que brutalmente violó y asesinó.
Con estos horripilantes e inquietantes antecedentes, es para que hace rato ya tuviéramos la cadena perpetua para los violadores y asesinos de nuestros niños. Pero no, no es así, y por los últimos fallos y propuestas de las instituciones que diseñan las leyes e imparten justicia en nuestro país, muy fácilmente se deduce que es más probable que se apruebe la cadena perpetua para un ladrón de chocolatinas que para un violador; todavía más, da la impresión que estas instituciones se han propuesto favorecer a estos malnacidos.
El año pasado, precisamente por esta época, al entonces fiscal Eduardo Montealegre se le ocurrió proponer que se le rebajaran las penas a los violadores de niños. Su argumento fue que ofreciendo rebaja de penas a estos sujetos a cambio de su colaboración con la justicia se lograrían desarticular organizaciones criminales que se usufructúan del sufrimiento infantil. También el año pasado, la Corte Suprema de Justicia concedió rebaja de pena a un violador de un menor de catorce años, algo hasta entonces inconcebible en las leyes colombianas, el argumento de la máxima corte fue que se le estaba violentando la dignidad humana al violador, dignidad humana que violentó en su máxima expresión este degenerado al destruirle la inocencia a un niño.
El último fallo de la Corte Suprema de Justicia, de solo hace algunos días, de tumbar la negativa de libertad para presuntos violadores por vencimiento de términos, vuelve a poner en riesgo a los niños. Con esto no estoy diciendo que las personas acusadas permanezcan detenidas indefinidamente sin que se les defina su situación judicial, pues muchos de ellos serán inocentes. Pero lo que si digo es que las instituciones deben implementar mecanismos que sean efectivos para poner tras las rejas a los violadores, respetuosos de los derechos humanos y que a la vez no pongan en riesgo a los niños con degenerados sueltos, por ejemplo, en el caso del vencimiento de términos, que se nombren más jueces y se sancionen a los (jueces) que incumplan el debido proceso.
Como pronto estarán en la calle por todas estas laxitudes de la justica, muchos de estos pervertidos y sádicos, que se les adelantó la salida por rebaja de pena o vencimiento de términos, deben estar haciendo fiesta y saltando en un pie, no ven la hora de recuperar el tiempo perdido. Madres y padres, a estar más pendientes de los hijos pequeños, pues gracias a la justicia colombiana ahora están más expuestos a riesgos y peligros.
