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Columnistas
Don Gabriel Muñoz López
Qué grato es recordar los tiempos antiguos, los valores del romanticismo.
Lunes, 6 de Marzo de 2017

Como un campanazo de nostalgia bonita que se cuela por la ventana, anunciando la madrugada de cada Domingo a Lunes, a las doce de la noche, me despierta la voz de Don Gabriel Muñoz López, para deleitarme con la esplendorosa música autóctona en “Así canta Colombia”.

Qué grato es recordar los tiempos antiguos, los valores del romanticismo, la inspiración de compositores que nutrían de encanto el sentimiento de un país que poseía, entonces, la magia de sentirse querido.

Don Gabriel es un personaje de leyenda: a los noventa años aún presenta su programa, con libretos escritos por sí mismo y una voz cadenciosa, experta, armoniosamente dotada de un cariño entrañable por el pasado, la cual parece deslizarse y susurrar amores en los pliegues de melancolía de la tradición perdida.

Han transcurrido los años en esa mística anecdotaria de Don gabriel, en su fervor generoso por mantener la ilusión con que se vivía antes, por apostarle a la esperanza para contar a los duendes que está vigente su cohorte de cantores y es, todavía, digno el legado de haber sido la fuerza incontenible de un país que absorbía canciones por sus poros y las subía, a lomo de mula, por las montañas, o a bordo de la corriente por los ríos y los valles, como abonando de luz la patria que iba ascendiendo por los días primeros.

Atiza Don Gabriel el anhelo de recuperación de un pretérito pleno de bondades con la difusión de la música colombiana, que resurge paralelo a la secuencia de notas en cada dueto, o trío, en las estudiantinas, las orquestas, los instrumentos y las voces de los viejos vestidos de nobleza que cantaban bambucos, boleros, sones, en fin, la galería de canciones que los genios oyen en la eternidad, orgullosos de que, Don Gabriel, trasmita su hondura inigualable en la preciosa reminiscencia dominical.

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