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El camino es así...
Requiere entonces de una gran capacidad de razonar, de constituirse en protagonista de un reto que le exige ser auténtico.
Domingo, 3 de Abril de 2016

El ser humano sólo es maduro cuando aprehende la realidad después de haber equilibrado, en su inteligencia, los sentimientos y la realidad de su vida. Es un proceso harto difícil, por cuanto primero debe dar estructura a su criterio y optar por decisiones que, sin duda, necesitan poseer una gran fuerza, para encausar su personalidad hacia una dimensión que regule sus emociones y supere las condiciones, meramente animales, que lo limitan.

Requiere entonces de una gran capacidad de razonar, de constituirse en protagonista de un reto que le exige ser auténtico y, además, actualizarse constantemente en sus anhelos.

Su raíz intelectual la comparte, con sus congéneres, en una especie de competencia atrevida. Supone todo ello una especial manipulación del impacto que aportan los instantes que se juntan en el presente, ambivalentes en pasado y en futuro, que intentan ejercer una primacía avasalladora en el carácter y el valor con que se asumen los problemas.

Y uno triunfa si les da un soporte de autonomía y autenticidad, y se olvida de esa batalla con o en contra de los demás, para erigirse en el líder de su existencia.

No valen las quejas, ni las transferencias de culpas a otros, menos al destino, porque son las excusas que el fracaso propone: se trata de iniciar una marcha hacia el horizonte, con toda la independencia en las alforjas, con una íntima sensación de estar ante la magistral atracción del tiempo, esa que seduce al intelecto y lo proclama gestor de sueños.

El camino se presenta, así, como una senda que junta los deseos y los tiempos en una verdad que surge airosa, para allanar los obstáculos y dar consistencia a la lucha personal contra la indiferencia y a la peor consecuencia de la sumisión: la mediocridad.

La vida es una alternativa incierta para demostrar que podemos, si queremos, unificar en una misión individual el control de un mundo que tiene todas las garantías de ser nuestra propia fortaleza.

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