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El CNE es otro anacronismo

El Consejo Nacional Electoral es un anacronismo, porque contraría los nuevos tiempos de libertad, igualdad e inclusión.

Un anacronismo es la disconformidad de una entidad con las vivencias del tiempo.

Un anacronismo sería un reloj digital en la muñeca de Rodrigo Díaz de Vivar Cid Campeador, que empuña su lanza en plena lucha en las montañas de Morella.  

Tal reloj sería un anacronismo.

En la garantista y moderna Constitución de 1991, que consagra como derecho fundamental de los  ciudadanos, la participación en la conformación, ejercicio y control del poder político mediante el derecho a elegir y ser elegido, a tomar parte en elecciones, en plebiscitos y referendos, consultas populares y las demás formas de participación democrática, o a constituir partidos, movimientos y agrupaciones políticas sin limitación alguna (Art.40); el Consejo Nacional Electoral es un anacronismo, porque contraría los nuevos tiempos de libertad, igualdad e inclusión.

Va en contravía y desiguala, oprime y excluye.

El CNE fue una de las equivocaciones de la Asamblea Nacional Constituyente que consagró en el Artículo 265 y sus 14 numerales, incluidas sus reformas como la del Acto Legislativo No.1 de 2009, siendo una de las entidades políticas más regresiva y antidemocrática de la arquitectura constitucional colombiana.

Equivocación que  solo se corregirá con la futura Constituyente que aclimatará la paz, que rectificará los controles y refundará la justicia y entronizará de verdad la separación de los poderes, que es su verdadero equilibrio.

¿Volver a la Corte Electoral? Hace 55 años existió y era un mundo mejor, como la retrató un día Humberto de la Calle.

Una mezcla sabia de delegados de los partidos, escogidos de sus elites de honorabilidad, y conocimientos constitucionales, acompañados del mundo académico con sus rectores más connotados y otros magistrados apolíticos, que se peleaban por ser el más imparcial.

Todo iba bien, incluso en los primeros pasos del CNE que quedó en manos de los benditos partidos. Allí tuvo asiento el excluido partido comunista y prevalecía la honorabilidad.

Hasta que llegó la “politiquería partidista y burocrática” y se pervirtió el CNE.

Esa malhadada reforma electoral desoyó los consejos de los sabios y entrego directamente a los partidos la escogencia de los magistrados en el seno del congreso y… adiós democracia.

Desde entonces como lo advirtió el Jefe de las negociaciones de la paz, se viene cumpliendo para mal de la democracia colombiana, el dictamen de la ley de Murphy: “Lo que puede salir mal, sale definitivamente mal”.

El CNE es un anacronismo, porque va en contravía de los mecanismos de participación ciudadana y los niega.  Cuando el Artículo 103 de la Constitución dice que los mecanismos de participación ciudadana son únicamente: El voto. El plebiscito, el referendo, la consulta popular, el cabildo abierto, la iniciativa legislativa y la revocatoria del mandato; el CNE en un auténtico parto de los montes, consagró el “bolígrafo” de los caciques del congreso y del gabinete, con los consensos y las encuestas.

Y esa novedosa figura del “bolígrafo” la introdujo en los estatutos de los partidos políticos, como el liberal y el conservador y se quedó tranquilo con tamaña barbaridad inconstitucional, haciéndola valer con la presunción de legalidad. ¿No es un anacronismo, una entidad que en plena vigencia de la supra constitucionalidad (Art.4º), mantiene tales despropósitos?   

¿No es un anacronismo el CNE, que a pesar que la Carta Constitucional le ordena en el numeral 5 servir de cuerpo consultivo y presentar proyectos de Actos Legislativos o de Ley y recomendar proyectos de decretos; en 24 años no haya presentado ni recomendado la nueva ley electoral y hoy  sigamos con el régimen de la “papeleta”, practicando el voto con el tarjetón? Sí, el CNE es una disconformidad del siglo pasado con los nuevos tiempos: es un anacronismo y además, es la prueba acida de la ley de Murphy, todo salió mal.

Adenda: Todos añoramos la presencia del señor canciller de Colombia y que regrese de La Haya a la Alcaldía municipal de Cúcuta, no haga más “el oso” y se entere que ya tiene sucesor.
 

Jueves, 29 de Octubre de 2015
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