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El eje Cúcuta-Medellín

Un proyecto que nos uniría como un eje gana-gana y de importancia estratégica es el del tren.

En mi trabajo, que me ha permitido el privilegio de conocer prácticamente todo el país con cierta profundidad, me he dado cuenta el desconocimiento que en el centro y el occidente del país tienen de Cúcuta, que yo creo que es el mismo que muchos cucuteños tienen del resto del país. He oído cosas como “¿Cúcuta es la mitad de Armenia?”, o, “¿será del tamaño de Ibagué?”. Pero, donde uno suponía que deberían conocer cada región del territorio nacional, Bogotá, la ignorancia es casi ofensiva. Se oyen cosas como: “¿Cúcuta será del tamaño de Fusa o Chía?”. Y no precisamente de la señora que vende dulces en la esquina, sino de funcionarios públicos que hacen “alarde” de ignorancia.

Pero debo decir que quienes sí nos identifican en nuestro tamaño, problemas, posibilidades y limitaciones, son los ejecutivos de Medellín. En alguna reunión donde salió la comparación con Armenia, un funcionario de EPM respondió: “No es la mitad de Armenia es como seis veces Armenia. Hay que conocer”. Creo que eso se debe a que fueron nuestros acompañantes en la época de la bonanza cambiaria, donde ellos eran nuestros mayores proveedores de textiles y nosotros los vendedores al detal. Por eso si uno pensara en una ciudad con que aliarse esa debería ser Medellín, no solo por ser la de mejor planeación de transporte y urbana de Colombia, muy lejos de una ciudad catástrofe como Bogotá, sino por su visión de largo plazo en un país donde el mundo se crea cada 4 años. Mientras Medellín es premiada internacionalmente por su planificación, en Bogotá los vecinos del paso a nivel de la NQS con calle 94 le celebran 10 años a una obra de 300 metros de longitud que anuncian culminar en 2017. Se demoró más que la ampliación del canal de Panamá.

Un proyecto que nos uniría como un eje gana-gana y de importancia estratégica es el del tren. He tratado varias veces el tren de Cúcuta al Magdalena Medio, que es un anhelo regional desde el siglo XIX y frustración que va para siglo y medio. Ese tren nos pondría sobre el río Magdalena con conexión fluvial, férrea y vial con el Caribe.

Pero si dicho tren se proyecta hacia el sur por el departamento de Bolívar el sur, perimetral a la serranía de San Lucas para buscar la hondonada de la cuchilla del Mocho en Antioquia, pasando por los municipios de Valdivia, Briceño y Sabanalarga, hasta caer a Murindó en Chocó concluyendo en bahía Cupica, donde se ha planteado desarrollar un puerto de aguas profundas, lo que es imposible en Buenaventura así se mantenga el dragado.

Un ramal conectaría Medellín con Sabanalarga. En estos días supimos que los paisas están pensando en revivir el ferrocarril de Antioquia, sería interesante plantearles este proyecto conjunto que permitiría el transporte de mercancías desde el puerto de Maracaibo, Venezuela hasta el Pacifico, dándole a esta ruta un valor estratégico nacional, no solo por la conexión interoceánica, sino porque sería el primer tren en sentido oriente-occidente del país, dando vida al puerto de aguas profundas del pacifico con su impacto sobre otro departamento abandonado, Chocó. El sistema férreo colombiano actual, en recuperación cuenta con una limitante compleja en su vía: la trocha, ancho entre rieles, es corta, cuando hoy lo mínimo requerido es trocha estándar y ancha, para trenes de alta velocidad, última tecnología, que además utiliza energía eléctrica con su bajo impacto ambiental frente a otras tecnologías y, claramente, sobre el transporte por carretera. Sería de uso mixto, carga y pasajeros, que nos pondría a los cucuteños en 2 horas en Ocaña y en 6 en Medellín. Serían 770 kilómetros de vía férrea con alturas máximas inferiores a los 2 mil metros sobre el nivel medio del mar.

Sobra decir que este no es un proyecto para realizarlo con el modelo público del paso a nivel de la 94 en Bogotá, sino como un proyecto de inversión extranjera, para lo cual hay que eliminar las restricciones “político-regulatorias” actuales y realizar la estructuración del mismo, al cual no dudaría en considerar de interés de los chinos, los indios, los estadounidenses e incluso la Unión Europea. A los paisas estos proyectos le caben en la cabeza, no así a nuestros coterráneos, tan acostumbrados al día a día, como ya se identificaba en el siglo XIX según se lee en “Conversaciones Familiares” de Julio Pérez Ferrero.

En este momento político donde estamos en la parte final de los gobiernos Santos y Maduro, tan poco útiles a la región, este es un proyecto visión que daría un nuevo arranque a la “nueva” frontera. Espero podamos hacérsela llegar a nuestros “socios” los antioqueños.

Viernes, 15 de Julio de 2016
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