Gobierno y maestros tendrán que pensar en diseñar un nuevo esquema de conversaciones y entendimiento que permita solucionar de una vez por todas el enorme problema que se presenta para la sociedad con esos ceses prolongados de la actividad escolar.
El actual paro de maestros va ya para dos meses y quieren unirlo a la temporada de vacaciones, lo que significará toda una tragedia para los padres de familia que tendrán que afrontar la delicada situación de tener a sus hijos en las casas por casi cuatro meses continuos, sin hacer nada, y en la mayoría de los casos sin tener a quien acudir para que los atiendan.
Un niño o un joven sin asistencia, de inmediato se encuentra expuesto a toda clase de peligros: los derivados de un hogar sin ningún responsable presente y aquellas amenazas de la calle, cuando nadie puede controlar la permanencia de esos muchachos dentro de los hogares.
Hoy en día la inmensa mayoría de las familias tienen padres en edad laboral activa y deben cumplir con sus responsabilidades de trabajo para poder responder con las obligaciones económicas que demanda su hogar, y esto significa que la eventualidad de no poder enviar a sus hijos al colegio, se convierte en toda una pesadilla, que además estará llena de amenazas graves.
Después del primer mes de paro, hubo acuerdo económico, pero cuando el gobierno dijo que había que reponer las clases, entonces ese hecho hizo que automáticamente el cese de actividades se prolongara indefinidamente.
La educación es un servicio público básico para cualquier individuo y en tal forma debe garantizarse la prestación del mismo. Una educación que funciona a medias, en medio de interminables paros, no cumple de ninguna manera con la función que debe prestar y ello obliga a pensar seriamente en un replanteamiento del esquema de solución de conflictos, para que no se produzcan estos lamentables y graves problemas que estamos viviendo.
Son los niños, son los jóvenes, vulnerables a todo; no es posible prolongarles un abandono de esta naturaleza, con una educación a pedazos y descontándoles el tiempo de todos esos paros indefinidos.
