Es cierto, los médicos son personas que sienten, se cansan, sufren, tienen problemas, cometen errores etc., también es cierto que como todos, son importantes y útiles, en quienes la gente deposita lo más preciado que tienen: la vida, su salud, por ello es que es necesario y urgente que reflexionen, que convoquen aquella máxima universal que reza “no hagas a nadie lo que no quieres que te hagan a ti…o a los tuyos”.
Así de simple es el llamado para que todos los médicos, enfermeras, y en general toda las personas que laboran en instituciones prestadoras de servicios de salud, se decidan a cambiar su actitud hacia la atención que brindan a todos sus pacientes y familiares, especialmente a la gente menos favorecida y más vulnerable como los ancianos, discapacitados, mujeres parturientas, gente desplazada, niños desamparados e indigentes en entidades como IPS, hospitales, puestos de salud, clínicas, urgencias etc.
No tiene presentación ni justificación el mal trato que se les da y las trabas que se les pone para poder atenderlos en urgencias o intervenciones quirúrgicas, así nuestro sistema de salud esté corrompido. Dentro de lo que se observa en esta panorámica, es más triste ver como hay muchos médicos, y enfermeras (generales y especialistas) jovencitos, metidos torpemente en este cuento de maltratar a los pacientes, de no escucharlos, e incluso ignorarlos. No muchachos por Dios a qué están jugando? Se les olvida acaso en qué país vivimos? Pues sepan y entiendan que en Colombia y específicamente en Norte de Santander la gente está cansada del desdén con que se les trata, de ser lastimada, de las injusticias y de los atropellos a sus derechos, y ha optado por protestar por todo como único camino para ser escuchados, e incluso cuando eso no ocurre se manifiestan violentamente contra lo que sea y el que sea.
Ya no se la están dejando montar tan fácilmente; así que despierten, el maltrato no paga, lo que paga es que tomen consciencia de que con esa corona MD, no pueden seguir sintiéndose medio dioses, y se inyecten periódicamente una buena dosis de amor que le llegue hasta los tuétanos, para tratar de manera humana a todos sus pacientes cada día que salga a curar y salvar vidas. Solo así sin auto-engaños, usted se estará garantizando un buen trato por parte de los pacientes o familiares y una mayor seguridad. Ensaye para que pueda entender que la sonrisa es mágica, que darle las gracias a la gente es sabio y nadie lo ve mal, que escucharlos y colocárseles a sus órdenes eso encanta a cualquiera. La pequeña ecuación es: “no juguemos con el dolor del otro; usted no quiere que mañana jueguen con el suyo”. Eso es empatía de verdad, y tenga siempre presente: Usted vale mucho más de lo que usted creía.
Y es que es tan fácil y simple ser un médico humano de verdad…y para ejemplificar esta reflexión, me permito mencionar a dos médicos veteranos, especialistas, criollitos, nuestros, Rosendo Cáceres Durán y Germán López Sánchez quienes por más de 5 décadas han sido y siguen siendo, sin proponérselo, la admiración de todo el gremio, el emblema médico de miles de familias, con unas hojas de vida intachables, a quienes nunca se les subió el título a la lengua. Y como ellos hay otros más que hasta curan con su mirada, con su sonrisa, con su mano amiga que los toca, los abraza y les habla, incluso regañan con amor…y convénzase que todo esto también es curativo y produce más satisfacciones personales que el dinero.
Cuidado, no sea que Hipócrates le hale los pies al darse cuenta que usted falta a la ética médica, y al compromiso de actuar siempre en beneficio del ser humano, y no perjudicarlo. O el doctor Luis Lasagna quien en 1964 redactó para los países anglosajones su versión del juramento hipocrático, y en algunos de sus apartes afirma que “la calidez humana, la compasión y la comprensión pueden ser más valiosas que el bisturí del cirujano o el medicamento del químico. Por encima de todo no debo jugar a ser Dios. Yo trato a un ser humano enfermo cuya enfermedad puede afectar a su familia y a su estabilidad económica “. A ponerlo en práctica siempre amigos médicos.