La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

¿El Tibet de Colombia?

Ni siquiera la pérdida de Panamá nos sacó de la siesta para comprender como cambiaban los escenarios internacionales.

Nos recordó Julián Huertas que hace 41 años, el Presidente López Michelsen dijo que Colombia era el Tíbet de Sudamérica, en la más perfecta metáfora para  retratar  la desconexión de Colombia con el mundo exterior en el siglo XX.

Ni siquiera la pérdida de Panamá nos sacó de la siesta para comprender como cambiaban los escenarios internacionales.

Yo pienso que todavía somos parias y en esa misma siesta, perdimos 75.000 kms cuadrados de mar con Nicaragua (el 10.7% de territorio marítimo) en el fallo de la Corte Internacional de 19 de Noviembre de 2012 en ésta administración Santista.

Y así hayamos suscrito varios tratados comerciales con desventajas, y así  busquemos peligrosos y “maduros” fiadores de la Paz; nos cobran la deuda asesinando colombianos, o torturándolos, o deportándolos y robándolos, en la cara de dos ministros y todo  dentro de la  mayor cordialidad.

Todo sigue igual, la misma siesta, como si el tiempo se hubiese detenido.

Pero bueno, si la metáfora de López Michelsen fue válida para retratar a  Colombia de los años setenta, la misma metáfora nos sirve hoy, léase bien, ¡hoy!, para decir que guardadas las proporciones, Norte de Santander y Cúcuta es el Tíbet de Colombia.

Cierto. Nuestro mapa, que es como un pescado, aislado y desconectado de Colombia, cuya capital más próxima, Bucaramanga, está a cinco horas.

Cuyo puerto fluvial más cercano   en el rio magdalena y la conexión vial de la ruta del sol que nos llevan al caribe, están   a siete horas,  confirman la metáfora del aislamiento.

Como que no somos de Colombia por tal desconexión. Pero tampoco de la Venezuela bolivariana de Maduro-Trump, que nos desconectó la semana pasada, al mejor  estilo Hitleriano, cerrando la frontera, convirtiendo la “swastica” en letras del alfabeto para marcar las residencias de los colombianos a torturar, a robar, a asesinar, a deportar y a derruir.

Somos el Tíbet de Colombia y nuestra “minimalista” dirigencia regional pública y la privada no intentan enterarse.

Desde la llegada de la carretera central del norte, nadie ha vuelto a intentar una mejor conexión con Colombia y de ello ha pasado 85 años.

Y no lo entienden los aspirantes a la Gerencia del departamento y de Cúcuta su capital. Somos un Tíbet coyuntural, nuestra adicción es esa: las soluciones del día, la  superación cotidiana de la coyuntura.

Aquí nadie tiene Visión, nadie la propone, a nadie se le ocurre. Solo se fortalece  la otra adicción: La Medianía y la conformidad con lo mínimo.

Viernes, 28 de Agosto de 2015
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día