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Fajardo y César por el Sí
Y la paz, la estamos tomando en serio inclusive quienes éramos escépticos, desconfiados y miopes. 
Jueves, 8 de Septiembre de 2016

Solo nos quedan veinticinco días.  Obviamente muy pocos colombianos lograron leer la casi 300 páginas del Acuerdo. Cosas de nuestra colombianidad.  Nosotros somos así; desconfiados a morir, tanto los del establecimiento como los irregulares. Pero Bueno tenía que llegar una luz de esperanza. Somos violentos desde el descubrimiento de América, pasando por la conquista, la colonia y la República. Nuestra última violencia, tiene  60 años, pero  viene desde la independencia, así que es doblemente centenaria.  

Los irlandeses de manera similar, conjuraron su última violencia, la del IRA de casi treinta años, en solo 69 páginas con el Acuerdo del Viernes Santo de 1998.  Era una violencia original que venía desde 1606, tiempos de conflictos religiosos entre católicos y protestantes también con trifulcas de tierras,  por las plantation Ulster. Miradas las dos soluciones, uno pensaría que en el fondo las diferencias son cuestión de páginas: 300 contra 69.

Pero bueno, lo cierto es que la Paz es mejor que la Guerra. Y vamos a jugar por ella con el Sí, porque además hay que despersonalizar el futuro colombiano, que ni es de santos, ni es de Uribe, sino de los cuarenta y nueve millones de colombianos sin distinciones de ninguna especie, ahora que la polarización creo otra guerra entre mestizos  y negros. Luego de la ridícula reyerta de los géneros. 

Y la paz, la estamos tomando en serio inclusive quienes éramos escépticos, desconfiados y miopes. 

Muchos razonamientos, fortalecieron la opción del sí. 

La misma gente que visitamos de calle en calle, de barriada en barriada y en veredas, cuando nos involucramos con todos los bofes, en la exitosa campaña por la Alcaldía de Cúcuta con Cesar Omar Rojas Ayala, nos hizo el reclamo. Un Joven “Esap-ista” me increpó: Profe, recuerde que en la sede de la campaña, su discurso fue por la reconciliación con todos los sectores políticos, con todos los líderes comunitarios, con todos los dirigentes  ¿entonces cuál reconciliación?

La circunstancia que hace que la docencia mantenga buena cercanía con la gente joven que anda empecinada en el éxito de las negociaciones, no deja de ser una obsesión que cala si se la repiten a  la entrada y a la salida de la Universidad. Cuando el afecto de los hijos sirve además, de indicador que crece si hay identidad en sus sueños y esperanzas de paz, no deja de ser ya una obsesión, sino una verdadera presión por alternativas de Optimismo.

Antier, luego de oír las voces de sus amigos y simpatizantes de todo el País, Sergio Fajardo, que desde comienzos de año nos insistió en que la Paz es una necesidad para dedicar esfuerzos a su Obsesión por una Colombia más Educada, más transparente y más segura, nos enumeró cinco razones para luchar por ella comenzando votando Sí en el plebiscito del 2 de Octubre.

A esa convocatoria nos llamó también el Señor Alcalde Cesar Omar Rojas, cuya bandera fue primero la gran reconciliación comunitaria, la gran reconciliación política local, gobernar con  la gente y para le gente, nos conduce a invitar a los amigos, a los indiferentes, a los hombres y mujeres de buena voluntad a votar “Sí” en el plebiscito, por  un sueño optimista y mejores esperanzas. 

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