La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

Fanáticos e intolerantes

Ese carrusel de fanáticos e intolerantes representa una carga explosiva en la vida colombiana.

Mientras sectores de opinión, conscientes, con lucidez y convencidos de que la prioridad de la nación es superar tantas encrucijadas de todo orden que se han acumulado, buscan generar un clima de convivencia, otros se aferran al autoritarismo, al fanatismo y a la intolerancia. Nada los saca de su dogmatismo. Creen que su ‘verdad’ es absoluta y llegan hasta la ordinariez extrema, la obscenidad  y la mezquindad.

La reciente marcha promovida en el país con la finalidad de oponerse a las nuevas reglas de convivencia en los establecimientos de educación tuvo todos los condimentos del oscurantismo pregonado por corrientes religiosas o partidistas ancladas en prejuicios y sectarismos que propagan  la intimidación y el odio. Se resisten a reconocer el derecho de los demás y por consiguiente no admiten la validez de las diferencias o de la igualdad en las relaciones de sociedad. Es insólito que se siga atizando la discriminación por motivos religiosos, raciales, sexuales o partidistas. Y es mucho más inaceptable la homofobia que incita a la violencia. Como lo es la insistencia en la guerra.

A pesar de los regímenes de fuerza,  de los abusos de poder, de los imperialismos,  la humanidad ha buscado la consolidación de las relaciones de convivencia y de los derechos colectivos.

Esos principios para la protección de garantías contra la opresión le han marcado nuevos rumbos a la humanidad. Hay organismos representativos de la comunidad internacional que se oponen a la guerra y promueven los derechos de las personas.

Hay acuerdos entre los Estados y de organizaciones representativas de diversas actividades mediante los cuales se promueve el entendimiento entre sectores con posiciones contrarias. Lo cual debe ser asimilado por los colombianos, a pesar de quienes se obcecan en el conservadurismo en defensa de intereses inamovibles.

El mismo tono repelente y cerrado utilizado en la movilización contra los ajustes en las reglas de convivencia en los centros de enseñanza es utilizado por algunos columnistas en los medios de comunicación, los cuales piensan con ostensible superficialidad e intención de engañar  diciendo que el sí en el plebiscito para aprobar los acuerdos de paz de La Habana sería la entrega del país al llamado ´castrochavismo´. Ese fantasma de su intolerancia es una forma de atizar el fuego de la guerra que parece fascinarlos hasta el delirio. Como si el sufrimiento de tantos colombianos víctimas del conflicto armado fuera el triunfo de sus ideales.

Ese carrusel de fanáticos e intolerantes representa una carga explosiva en la vida colombiana. Es un torpedo no solamente contra la convivencia civilizada, sino también para la paz y la democracia.

Es la trinchera escogida por la derecha, situada en una línea cercana al fascismo. Algo  que no se puede seguir ignorando puesto que compromete el futuro de la nación. Fanatismo e intolerancia es una mezcla letal.

Puntada

El cierre de la frontera entre Colombia y Venezuela por decisión del presidente Nicolás Maduro deja un balance negativo. ¿Lo tomará en cuenta el mandatario del vecino país, a pesar del extravío en que lo mantiene su arrogancia?

Sábado, 13 de Agosto de 2016
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día