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Fanáticos no, hinchas sí

Es aterrador como muchos locutores deportivos de las cadenas radiales han venido patrocinando el fanatismo deportivo en nuestro país.

Es aterrador como muchos locutores deportivos de las cadenas radiales, o de emisoras sin cadenas, han venido patrocinando el fanatismo deportivo en nuestro país (incluso también ha ocurrido y sigue ocurriendo en muchos otros países). En la mayoría de los casos, estoy seguro que lo hacen de manera inconsciente y ligera por descuidos peligrosos. Los errores se cometen cada vez que un representante de un medio masivo de comunicación dice frases como éstas: “Vamos todos al estadio fanáticos, apoyemos nuestro equipo, después no nos quejemos”, “Fanáticos es el momento de demostrar la pasión por nuestra divisa, hagamos fuerza para que el equipo no descienda”, “Animo fanáticos, todo por nuestra selección, nadie nos puede ganar” etc.

Y es delicado porque las palabras fanático, fanatismo tienen una connotación negativa en la mente de la gente, suenan a violencia, bronca, cosas malucas que evocan personajes e historias de pésima recordación en la memoria colectiva como Hitler, el Islam, Osama Bing Laden, Escobar etc.  Cada vez que en la radio o la TV se dicen cosas como éstas, se está incitando de alguna manera a la violencia, porque a bastante gente se le están tocando fibras emocionales y apasionamientos que tienen que ver con regionalismos frenéticos que le hacen vibrar de emoción, y que ya en los partidos se calientan más los ánimos por el patrocinio y acompañamiento de las barras, en donde muchas veces están sentados varios sujetos ya contaminados con actitudes belicosas, vicios, resentimientos y experiencias delincuenciales que con la euforia de una contienda se van asociando y van moviendo la multitud a su alrededor, por cuanto ya se han dado cuenta de uno de los principales conceptos de la Psicología de masas que dice que “la conduc
ta de los seres humanos viene influenciada por el contagio que adquieren de los demás grupos colectivos” , y es por eso que al relacionarse con ellos suelen actuar comportándose de manera similar, y así poco a poco se van creciendo y consolidando las barras “bravas” y con ellas toda su parafernalia, rituales y doctrinas que cada vez van logrando más adeptos con pertenencia y compromiso incondicional que se fanatizan con esa causa, que las más de las veces se va torciendo hacia senderos poco sociables y amistosos, que tienen que ver con la envidia por el logro de otros , la ambición ,y la venganza, tal como nos lo muestra desde hace años la TV.

Aparte de lo anterior, hay que tener en cuenta que en nuestro país la mayoría de asistentes a los estadios, son púberes y adolescentes con muchas ausencias,  que apenas se están formando en barriadas, con las escasas posibilidades que ellas ofrecen en  cuanto a la sana convivencia humana, donde la figura paterna o no existe o solo está para agredir. Y aquí vuelve y juega el principal problema de la educación que impartimos. Una educación que no forma en valores, que carece de docentes y educadores que realmente sean coherentes con el compromiso social que tienen, y con unos programas llenos de todo menos de formación para la vida, y de amor real y honesto para con los muchachos.  Ante este panorama, vale la pena que todos los medios de comunicación masiva erradiquen el término fanáticos, y la actitud de apasionamiento y celos desmedidos hacia su equipo regional o  preferido, y en cambio  hagan educación positiva y efectiva  a través de sus medios, hablando de  seguidores, admiradores, amigos, hinchas, o cualq
uier otro término que  invite al entusiasmo, al apoyo al animar, al acompañar al equipo de sus afectos en las justas deportivas, ilustrando que en la competencia es natural ganar o perder, y no por ello hay que odiar, ni agredir a los contrarios , vale la pena es felicitarlos, halagarlos por la calidad de jugadores que tienen, por la organización que tiene su equipo, y a los suyos que perdieron, lo correcto es hacerles críticas constructivas, apoyarlos y desearles ánimo para el próximo compromiso.

Solo así con una campaña consciente de la responsabilidad social que tienen los medios, podremos disfrutar todos en paz, alegría y armonía aquello tan hermoso que es el futbol y en general todos los deportes.

Domingo, 26 de Julio de 2015
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