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Fe es creer lo que no vimos

Santos es el responsable de que el proceso que ha defendido con tanto empeño produzca la paz que anhelamos los colombianos.

Después de conocer las numerosas versiones a favor y en contra de las negociaciones que se adelantan con las Farc, el espíritu ya cansado baja los brazos y, como ante un formulario de examen escolar, sin estar muy seguro, se enfrenta a una casilla en blanco para marcar.

Al fin y al cabo, el gobierno del presidente Santos es el responsable de que el proceso que ha defendido con tanto empeño produzca la paz que anhelamos los colombianos. Sería inaudito que después de estos largos años de negociaciones y la enorme cantidad de documentos producidos, no se aclimatara la concordia nacional, no se terminara el conflicto, -por lo menos con esta guerrilla-, y no se abriera el horizonte del progreso del país con la ayuda de todos, como lo anuncia el gobierno.

El Congreso Nacional ya definió que los textos de los acuerdos a que se llegue harán parte de la Constitución Nacional que crecerá, ya no en artículos, sino en numerosos libelos para alcanzar un primer Record Ginnes de este proceso: La Constitución Política más larga del mundo.

Y como todavía no se conocen los acuerdos, tenemos que cruzar los dedos para que ellos sean justos, eficaces en el logro de la paz y respetuosos de las leyes, que es la única manera de que queden verdaderamente blindados, aunque algunos columnistas como Plinio Apuleyo Mendoza afirmen que esto será apenas un primer paso, porque las Farc lo que quieren es tomarse el poder e instaurar el Socialismo del Siglo XXI cuya mejor expresión es el gobierno bolivariano de Venezuela.

Pero, debemos estar tranquilos porque el presidente Santos asegura que los colombianos no votarían para que la guerrilla convertida en partido político gane las elecciones. Ojalá que esta otra predicción del mandatario sea acertada y que las Farc estén pensando sinceramente en someterse a las votaciones para optar por los cargos de elección popular.

Pese a la desconfianza de la mayoría, el gobierno ha empleado todas sus energías para conseguir la firma de las Farc en los convenios diseñados entre las dos partes, que parecen encaminados a crear un nuevo modelo de Estado. Por lo que se afirma, el cambio sería más profundo que el consignado en la Constitución de 1991, pero sin que sepamos a ciencia cierta de qué se trata.

Esto me hace pensar en los llamados contratos de adhesión, cuyo mejor ejemplo era el que se perfeccionaba con las empresas de transporte aéreo cuando se expedía el boleto, en el que figuraban con caracteres muy visibles el nombre del viajero, el itinerario y el precio, pero en el reverso había un montón de cláusulas excluyentes que nadie llegaba a conocer porque estaban impresas en pequeñitas letras imposibles de leer a simple vista.

Por fin, hay que tener fe en que todo salga bien, adoptando la definición del Catecismo Astete: “Fe es creer lo que no vimos”.

Sábado, 4 de Junio de 2016
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