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Informalidad

Es justo analizar la otra orilla del problema y sin ser un líder de la informalidad, un defensor o algo parecido.

El gremio transportador, ha tenido un papel protagónico en todas las ciudades de este planeta y sus conductas a la hora de reclamar sin importar credo, raza o idioma son bastante parecidas y en nuestra ciudad no son la excepción.

Ellos nunca estarán de acuerdo con las medidas que adoptan los gobiernos para controlar las rutas necesarias que cubran las necesidades de la comunidad, principalmente asentada en barrios cuya distancia del centro de la ciudad, obliga al usuario a tomar este servicio, utilizado por el 54% de las clases menos favorecidas.

De igual manera, la explotación del servicio, ofrece jugosos beneficios que nunca son reconocidos por ellos y por el contrario, las quejas hacia las administraciones municipales no tienen fin.

No basta con ser un experto en la materia para concluir que la informalidad nace del inconformismo de los ciudadanos que a primeras horas del día se ubican en los sitios por donde debiera pasar el servicio público autorizado, pero infortunadamente por múltiples razones ese transporte tan esperado nunca llega, y es cuando aparece el mototaxismo y otros medios de transporte informal cuyo control se escapa de las estrategias eventuales que impone la autoridad para mitigar dicha irregularidad.

Sin embargo, es justo analizar la otra orilla del problema y sin ser un líder de la informalidad, un defensor o algo parecido, opino que dicho fenómeno se ha incrementado como consecuencia de la apretada situación social de la ciudad y ante el descuido de la formalidad para la prestación de un servicio, aparece ese grupo de personas que deciden tomarse por su cuenta esa oportunidad que a su vez es una amenaza para el trasporte formal y en consecuencia, lo más fácil es acusar al funcionario que responde por la movilidad.

De igual manera, es materialmente imposible pensar que una persona que ha tomado un servicio colectivo en un barrio recién creado o una ciudadela conformada por personas de estratos bajos, se baje del mismo para darle oportunidad a la formalidad de tal manera que estos no se incomoden. Eso no va a suceder.

Considero que los legales deben ponerse la mano en el corazón y realizar un verdadero autoexamen que valore el porcentaje de cumplimiento de rutas autorizadas y en caso de no estar de acuerdo, desistir oportunamente puesto que en este instante, muchas de esas rutas no han tenido los suficientes recorridos como para pensar en alejar la informalidad y la misma crecerá en la medida que se desatienda o se incumpla lo autorizado.

Sábado, 6 de Agosto de 2016
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