El nombre del nuevo decano de la Facultad de Derecho en la Universidad Libre tiene un importante significado simbólico en esa academia. El primero que contiene el relevo generacional que en estos tiempos en que el conocimiento aumentó las velocidades, significa que si no hay adaptación al cambio, el marchitamiento de las instituciones corre a la misma velocidad. Así que la adaptación a la crisis regional y local ya le impone un desafío. El segundo es liderar esa generación a la que pertenece al aprendizaje de lo que debió conocer y el diseño curricular les privó. El tercero que en el proceso de adaptación se atreva a sumarse al rediseño de la estructura institucional más conservadora de la academia nacional, en a que una decisión académica o administrativa, cuando se adopta (son tres vueltas) ya ha dejado avanzar a sus competidores y le arrebatan las iniciativas. La historia lo demuestra.
José María es sin duda uno y quizás el más aventajado de los alumnos que formamos en los últimos quince años. Es un abogado del nuevo siglo. La providencia le dotó de una inteligencia privilegiada y de una memoria Davinciana. De sus genitores y de su provincia heredaba, además, estas mismas características que adornaron a su padre. Habrá de ser un jurista integral, en la medida en que por sus propias superaciones personales, adquiera lo que la academia no le dio, pero que seguramente logrará con sus aficiones inocultables por la investigación y la docencia que nos mantiene a todos acelerados como en la ley de Newton: ella aumenta en la medida que el peso que llevamos en la cabeza aumenta las responsabilidades.
Cúcuta y la región ensayan y especulan sobre nuestro nuevo modelo de Desarrollo. Cualquiera que sea, mercantil o industrial, turístico o agroindustrial, tiene contenido económico. Y la facultad que va a dirigir tiene una cuadrícula que muchas presiones no la dejan salir. Pero es un hecho cierto: todos a una como en Fuenteovejuna, debemos aunar esfuerzos para salir de ella con Calidad. Sí, como en la Frase de J.F. Kennedy: “La marea alta nivela todos los botes”. Y esa marea es la calidad.
La facultad que va a dirigir, además, es la que imitan las demás escuelas de derecho regional, las de Cúcuta, las de Ocaña y de Pamplona. Si los énfasis siguen siendo los mismos, nada aportaría a la solución a la crisis regional y local. Hay fenómenos que debemos reconocer, el ejercicio profesional se “lumpen iza”, si seguimos manteniendo el énfasis penal y procesal. Hemos descuidado la formación en las áreas del Derecho Económico y la profundización en todas las del derecho sustantivo.
Hemos reducido lo que necesitamos a la enseñanza de Títulos Valores y un vistazo por sociedades y punto. Nada de Derecho Económico, Derecho Bursátil, Derecho Financiero, Derecho Tributario, Derecho Bancario, Análisis Financiero (una asignatura que perdí y repetí en la especialización), Contratos Mercantiles, Derecho Financiero. Y lo anterior es lo que necesita Cúcuta para el nuevo diseño de modelo de desarrollo.
La crisis de la Asesoría en el sector público, además, denota que hemos descuidado la enseñanza del Derecho Sustantivo que debe nivelarse al mismo énfasis que se le ha dado al adjetivo o Derecho Procesal.
Buen viento y buena mar, señor decano.
Adenda: Insisto, debemos ir preparando en foros, en retroalimentación de los tanques de pensamiento que hay en la ciudad, dispersos y desconectados, los documentos para recibir la quinta emergencia económica y social que nos obsequiarán en noviembre de 2016. Esto sigue grave. ¿Será?
