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La fiesta que esperábamos
Coincidió esta Fiesta del Libro con el debate sobre el plebisicito que se nos avecina.
Sábado, 3 de Septiembre de 2016

En los últimos años en Cúcuta han pasado cosas muy buenas, pero de lo mejor, lo más significativo, sin duda el éxito de la Fiesta del Libro que año a año se consolida en esta frontera. Es el mejor espacio de intelectualidad y reflexión que ha construído la ciudad.

Estos 5 días para la ciudad que es visitada por historiadores, filósofos, escritores, es como un respiro para Cúcuta. Algo más positivo aún, que como me lo dice uno de los invitados con quien converso ahora, lo que más le llamó la atención fue la cantidad de gente joven participando en el evento.

Ahora, escribiendo esta columna me encuentro con el exministro Jorge Valencia Jaramillo quien disertó sobre uno de los temas que más preocupan a Europa y el mundo, el Islam frente al mundo occidental, tratando de encontrar en su refelexión alguna respuesta razonable sobre lo que puede ser el futuro del viejo mundo en los próximos años.

Un encuentro muy especial, uno de los invitados con más asistencia, la intervención del caricaturista Matador: “Creo que para poderme burlar de las demás personas a través de los dibujos, la primera víctima debo ser yo. Hay que reirse de uno mismo, de la familia y luego del procurador…”.

Merece especial comentario la intervención de Joe Broderick, el padre irlandés que se ha especializado en la vida del cura Camilo Torres, porque su disertación es un recorrido por esa historia de colombia de los años 60 en la que incipientes grupos guerrilleros, con el referente de la triunfante revolución cubana del año 59, luchaban por fortalecer esa lucha en esta zona del país.

Otro invitado, que al decir de analistas literarios, una de las promesas de la literatura de nuestro país, la presentación de Daniel Ferreira a quien pronto estaremos leyendo. La Fiesta del Libro es apasionante, gracias al tesón de Julio García Herreros que la ha hecho posible, y por ello allí hay música, poesía, cuentos. Este encuentro cultural tiene la magia de sacar a la ciudad de su letargo, de su cotidianeidad que por estos días nos abruma con la apertura parcial de la frontera.

Coincidió esta Fiesta del Libro con el debate sobre el plebisicito que se nos avecina. También hubo oportunidad para analizar ese debate político que nos polariza. En este último hubo una intervención del profesor Leon Linares, quien mencionó una cifra que descifra mucho sobre el tema de la guerra y la paz: el costo que tiene un bombardeo , cercano a dos mil millones de pesos, lo dice todo, en un país que de otro lado, con cerca de 22 millones de hectáreas que tenemos para cultivar, tan sólo lo hacemos en 5 millones.

Ahí comienza a entenderse la dimensión de nuestro problema. Por ahí en alguna de las intervenciones se mencionaba el caso de Singapur, un país que en los años 60 estaba totalemente rezagada, sin industrias, sin riquezas, y por esos años le apostaron para progresar a la única apuesta posible: la educación, y por ello, hoy es una de las potencias de Asia. Ese es el espacio que abre la Fiesta del Libro de la ciudad, y esta era la fiesta que esperábamos.

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