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La lección
La vida enseña por ciclos; eso es una verdad para todos nosotros.
Domingo, 30 de Agosto de 2015

La vida enseña por ciclos; eso es una verdad para todos nosotros. Y enseña lo mismo, siempre, pero se asimila según el grado de actitud de cada quien, en unos más categóricamente que en otros: en últimas, amaestra, nos mueve a Ser, va cambiando su lección de acuerdo con los años, según la manera como se haya preparado uno espiritualmente para contemplar la existencia. 

Porque la vida se va desplegando en el tiempo y pasea por nosotros; a veces sentimos que la podemos medir, y que estamos en su faceta buena; otras, que prueba nuestra fortaleza, para apremiar el aprendizaje de ese ritmo que quiere inspirarnos.

De manera que hay que aprender a convivir con ella; no es mala, sólo marrullera, y bromista, porque esconde los secretos y no se presta a improvisaciones. 

Lo fundamental es aprender a afrontarla, con sus condiciones radicales, andando despacio, sin romper el encanto de los momentos maravillosos que, aunque pocos, son el soporte de todos los demás, para arremeter con hidalguía la ardua brega contra la adversidad, que es su máscara. 

Lo mejor que tiene es que nos regala a borbotones los sueños, alternativas bonitas para aprehender algo de ese hechizo profundo que contiene, así como en los pinceles, en los que pasa la pintura del alma a las manos, o en las notas de un piano, que se brindan sonoras a la sublimidad del sentimiento. 

Ella, la vida, se muestra seductora en el humo del café de la mañana, porque a esa hora es más hermosa, sola, y sale al escenario con una escurridiza forma de aurora. 

Y es, además, necia, porque se empeña en mantenerme airoso cuando las taras sociales tratan de obstaculizar mi ruta: entonces me ilustra, toma café también, y me invita a protagonizar su trama. Y me hace comprender que ser iluso, solitario y aburrido es lo más delicioso que me ha pasado.

Por eso me da gusto conversar con ella en silencio y prometerle, cada vez, ser más simple: afortunadamente me salvé del éxito. (Entonces amanece y llega la calabaza de las princesas a llevársela…hasta mañana).

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