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Las cuentas pendientes de la movilidad

Nadie entiende por qué este tema le suscita tanta pereza a los gobernantes.

En la pasada campaña para las alcaldías de las principales ciudades, y ya de muchas intermedias, cuando se interrogaba a los ciudadanos sobre los esenciales problemas de sus urbes, siempre, a la par de la seguridad, salía a flote el tema de la movilidad.

Nadie entiende por qué este tema le suscita tanta pereza a los gobernantes, que no son capaces de afrontar los problemas cotidianos en las principales calles y tampoco planifican para entender cuál es el real escenario futuro, de tal manera que sea posible ejecutar obras pensando no solo en resolver el caos evidente, sino de evitar que pase otro mayor en el futuro.

Esta es la razón por la cual a muchos ciudadanos desesperados les llamó la atención salirse de esquemas tradicionales que no prometían mucho y elegir dentro de nuevas alternativas que atisbaran un cambio en la manera de pensar y de concebir la solución a los principales anhelos ciudadanos.

Y este resultado ha sido un campanazo para todo el país, pues fue una demostración clara de que la lógica que venía imperando no era una constante irrefutable.

La gente quiere respuestas claras a sus preocupaciones y allí radica el éxito de esquemas como el de Barranquilla, que puede palpar transformaciones muy significativas en su desarrollo y en el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes y por eso ese respaldo abrumador a un modelo efectivo en donde es posible experimentar las mejorías.

Hoy tenemos nuevos mandatarios locales, listos para asumir a partir del primero de enero y deben llegar ellos con la disposición de mostrar resultados muy concretos en el corto tiempo, de tal manera que no vayan a alterar el panorama de optimismo con el que fueron elegidos.

En el tema de movilidad hay dos campos de acción: uno el de las cosas simples en donde al aplicarse la lógica, es posible remediar casi de manera inmediata: semáforos dañados; huecos en vías principales, cruces inadecuados, señalización deficiente, falta de acción en la autoridad y por último cultura ciudadana para utilizar debidamente las vías en sus cruces.

Y en el segundo tema, es necesario aprender a pensar en grande: las ciudades requieren de vías amplias, de intercambiadores, túneles que comuniquen las principales avenidas y para ejecutar esas obras hay que replantear los esquemas actuales no solo reservando los terrenos, sino adquiriendo las edificaciones que se requieran para dar paso a las obras.

 

Jueves, 12 de Noviembre de 2015
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