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Lo bueno, lo malo y lo feo de la justicia

Es alto el número de sentencias proferidas por los funcionarios judiciales en su diaria labor.

A fines de diciembre, salió en este medio un artículo rotulado LA JUSTICIA INVESTIGADA,  donde se hacía una breve reseña de varios casos de sanciones a funcionarios y empleados de la rama Judicial.

Significa lo anterior, que si bien se dan casos aislados, lo importante es que se obtienen resultados, no tan ágiles como debiera ser, sino lentos, pero sancionatorios que es lo que importa.

De allí, que le haya dado ese título a esta columna, como el western italiano de idéntico nombre.

Lo feo, es que se susciten casos de esta naturaleza, que dañan y afectan seriamente la imagen de la justicia, cuando es un hecho incontrovertible que la Rama Judicial goza de emolumentos altos, acordes a la dignidad de la misma, no solo a nivel de magistrados y jueces, sino también de todos y cada uno de los cargos establecidos para su adecuado funcionamiento.

Lo malo, es que estas investigaciones por múltiples razones son lentas, lo que hace que a veces se pierda la confianza en los administradores de justicia, permitiendo concluir con estos casos, que falta logística, falta presupuesto para poder adelantar rápidamente las diferentes investigaciones, factor que siempre he exteriorizado, pues de las tres ramas del poder público, la cenicienta es la Justicia.

Lo bueno, es que así sea lenta la justicia en el juzgamiento de los diferentes casos en estudio, se dan algunas sentencias sancionatorias.

Significa lo anterior, que, la justicia sí opera, que se dan situaciones difíciles e inaceptables en el administrador de justicia, pero, que esas condenas vienen a restaurar la imagen deteriorada de la rama, recordándose que mientras se surtan las investigaciones prima el derecho al buen nombre y la presunción de inocencia.

Ser trasparente implica, no solo actuar bien, sino aparentarlo, demostrarlo, en la administración de justicia propiamente dicha y en la vida diaria del funcionario judicial.

Una de las labores más difíciles por lo que implica, es la de juzgar a los hombres y definir jurídicamente cada caso, brindando las garantías procesales a cualquier inculpado, por ser principio rector de nuestra Carta Política, a veces sin los mecanismos adecuados, sin la logística necesaria para que la justicia fluya como debe ser, esto es, de manera rápida.

El presupuesto de la rama Judicial no es el mejor, por el contrario, está subordinado al Gobierno central, de él depende su asignación, lo que impide brindar la mejor tecnología u logística para los jueces.

Las salas de audiencias  de los juzgados civiles tanto a nivel municipal como del circuito son cómodas, cada despacho al igual que los de familia gozan de su sala independiente.

Lamentablemente no podemos decir lo mismo de los jueces penales, pues su número no es suficiente como debiera ser, por estar en juego la libertad de las personas, siendo alto el número  de investigaciones que a diario llegan y afectan el desarrollo de las mismas; es importante anotar, que la justicia se mide más por las actuaciones penales que por las otras clases de negocios, bien sean de índole civil, comercial, laboral, de tierras o de familia.

En conclusión, si bien se dan casos aislados de investigaciones, es alto el número de sentencias proferidas por los funcionarios judiciales en su diaria labor, siendo justo también reconocer que la gran mayoría de los empleados y jueces gozan de buena imagen entre la familia judicial, recordando que por regla general, salvo procesos de jurisdicción voluntaria, siempre existen dos partes, la vencida y la ganadora, lo que conlleva a que siempre alguien se sienta inconforme con la decisión adoptada.

Jueves, 12 de Enero de 2017
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