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Los plazos interminables: matan

Es que no entendemos las alegrías del gobierno, ni las ilusiones que nos inyectan desde La Habana.

Ciertamente, como decía Gaviria, esa práctica malsana de no tomar decisiones oportunas por estar condicionándolas a proyectos electorales, es como la concreción de la maldición de John Maynard Keynes cuando afirmó que “el largo plazo, todos estaremos muertos”. O la misma frase a la colombiana que canto en estos días Juan Camilo Restrepo: “nos están sometiendo a plazos calentanos”.

Es que no entendemos las alegrías del gobierno, ni las ilusiones que nos inyectan desde La Habana, las de aquí de Bogotá y el estropicio de hoy en Washington, cacareando el post-conflicto de tan costosas proporciones económicas, en momentos en que acumulamos ya dos déficits, siendo el último de una treintena de billones y con precios del petróleo que no levantan.

A fines de año Mauricio Cárdenas nos dañó las alegrías y festejos de navidad y año nuevo, asustándonos con una súper reforma tributaria “integral”, palabreja que de por sí intimida hasta el estrato uno y a mediados de enero en pleno pánico nos tortura diciendo que ya no va, sino a finales de año, para que entre en vigencia en el 18 y no  dañe los planes de la paz y de victoria del plebiscito.

Vale decir lo anterior que hay que acumular un tercer déficit billonario. Restrepo Salazar tienen razón como afirma, pues  ya la reforma tributaria de 2014, había dejado tirada en tierra y casi moribunda la clase empresarial colombiana, con las tasas tributarias más altas del mundo. Con sutil ironía el ex ministro de Hacienda, lanza una advertencia: Señores del Gobierno, no es prohibiéndoles volar y  viajar en primera clase a los funcionarios públicos, que se reduce el déficit y lo mejor es ir reconociendo la difícil realidad del país que está en el 4% del PIB, o 32 billones y hemos reventado la regla fiscal. Descartada las demás soluciones, lo único que queda es  expoliar al pueblo, con la prometida reforma tributaria y el crédito externo.

Firmada la paz, nos queda el post conflicto que vale un “puyero”. Lo taxímetros de ese gasto agrega Juan Camilo, empiezan a marcar y es muy poco lo que está presupuestado. ¿Entonces?

Pues decir la verdad. Decirla a tiempo. Si con la Paz, que era la promesa de la reelección, se iba a lograr un sueño, pues ha debido preverse y presupuestarse su realización, preverse incluso las variantes de la economía mundial. Como no lo hizo el gobierno, estamos en la sin salida. Esperando la caridad internacional.

Ha debido hacerse, como lo prevén los estadistas. El caso de Chile es el mejor ejemplo. La Señora Bachelet para hacer lo que estamos viendo, la reforma educativa, que hoy llegó a la gratuidad total, desde la campaña presidencial anuncio y  advirtió: Para esa revolución de la educación, haremos una gran reforma tributaria, y nunca hubo dilaciones ni engañifas. Ciertamente la dilaciones como dijo Keynes se vuelven plazos largos, y en los plazos largos estaremos muertos.

Adenda: Seguimos advirtiendo al Honorable Concejo Municipal, más discreción, más estudio, más modestia, más armonía y todo les saldrá mejor.

Miércoles, 3 de Febrero de 2016
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