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Los problemas acumulados

El desarme de las Farc no deja dudas sobre la voluntad de paz de ese grupo.

Las recientes protestas que han sacudido al país con paros, bloqueo de vías, marchas ruidosas, discursos de diferentes tonos, suspensión de funciones en despachos públicos y otras manifestaciones de inconformidad, tienen como combustible los problemas acumulados en la nación.

Los maestros, otros servidores públicos de diferentes entidades y comunidades que ya no se resignan a seguir cargando el tedio de necesidades insatisfechas, animan esos movimientos en demanda de soluciones inmediatas.

No son problemas nuevos. Vienen de tiempo atrás.

Y a cada sacudimiento, como los registrados en Buenaventura, Chocó, Tumaco y otros lugares, o entre los educadores, los servidores de la rama judicial y de más instancias, se responde según las peticiones presentadas, las cuales, en la mayoría de los casos son remedios parciales, o calmantes, o paños de agua tibia, o paliativos.

La enfermedad puede renacer y la experiencia indica que los factores de perturbación se quedan agazapados y pueden repetir su descarga dañina.

Ya es tiempo de entender que los problemas requieren soluciones de mayor alcance, porque, de lo contrario, se repetirán cíclicamente.

En el caso de los maestros no es solamente atender el ajuste salarial, sino de crear condiciones para el desarrollo sostenido de la educación con énfasis en la calidad de sus contenidos y la permanente ampliación de su cobertura.

No se pueden seguir tratando a cuentagotas los problemas del país mientras los corruptos se alzan con los recursos para su enriquecimiento.

Hay que generar una dinámica de gobierno que lleve a la gestión constante de soluciones en todos los campos: la salud, la educación, los servicios públicos, las vías, el empleo. Es poner al Estado en su función de garantizar los derechos de todos.

Esa es una tarea que compromete a los partidos políticos, a los empresarios, a las organizaciones sociales, a todas las fuerzas activas de la población nacional.

La terminación del conflicto armado abre perspectivas de mayores soluciones a los problemas, a fin de no seguir con ese fardo abrumador de incertidumbres propio de la pobreza.

Se hace indispensable  sanear a la nación en el sentido de erradicar todos los factores de perturbación. Es cerrarles espacios a quienes abusan del poder, a las mafias de la contratación, a los clientelistas que convierten sus cargos en festín de ilícitos.

Los problemas que acosan a los colombianos son el resultado de los malos manejos del poder, por lo cual a la política hay que blindarla contra quienes la explotan con perversión. Para esto hay que tomar en cuenta las elecciones, pues con sus votos los ciudadanos pueden darle validez a una democracia que no sea el engaño demagógico.

La lección de las protestas es que están pendientes todavía muchos problemas. Y estos deben tomarse en cuenta sin más demoras.

Puntada

El desarme de las Farc no deja dudas sobre la voluntad de paz de ese grupo. Es un avance que representa mucho para el país.

Sábado, 17 de Junio de 2017
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