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In-memorian
El doctor Cristo abogaba por una salida política negociada al conflicto.
Viernes, 5 de Agosto de 2016

Un fatídico 8 de agosto, del año 1997, en pleno ejercicio de la actividad política, siempre al lado de las mejores causas, en la búsqueda de una Colombia más amable, cayó vilmente asesinado y como consecuencia de la guerra más atroz y absurda que nos ha tocado vivir, un ser que jamás en su proyecto de vida, se planteó hacerle mal a sus semejantes, y por el contrario, dada su formación humanista, profesional e ideológica se ubicó al lado de causas nobles.

Su trinchera de lucha: EL PARTIDO LIBERAL. Estuvo siempre al lado de los humildes, fiel a su partido, se ubicó como uno de sus más recios conductores, impulsó todo un accionar en la búsqueda de mejores condiciones de vida a sus semejantes, independientemente de su ubicación política, doctrinaria o religiosa. Sin mencionar su nombre seguro estoy que mis lectores identifican al personaje, como el doctor Jorge Cristo Sahium. Su memoria, trasciende más allá de la desaparición física y es vigente la causa de su lucha y su presencia en el acontecer nacional. Su partido se ha fortalecido y le recuerda con gratitud. A su lado es justo reconocer, cayó acribillado un humilde agente de la policía, de apellido Cobaría, a él y su familia nuestro reconocimiento. Lo acontecido este fatídico día, evidencia, lo dramático de la guerra y la necesidad de una Colombia en paz. Ante la confrontación armada que nos desangra, el doctor Cristo abogaba por una salida política negociada al conflicto. Concepto que interpretando el sentimiento de las mayorías de este país se ha impuesto.

Era el doctor Cristo, un auténtico demócrata, un liberal a carta cabal. Sus ejecutorias, en el accionar político, así lo demuestran, le dolía la patria martirizada. Propiciaba la tolerancia, en medio de las diferencias conceptuales, doctrinarias, filosóficas y políticas. Su sacrificio trasciende en el tiempo.

Creó una expresión, que en la política se conoció como La Renovación Liberal, que al surgir interpretó el sentir de las mayorías liberales. Fue concejal, diputado a la Asamblea, representante a la Cámara y senador de la Republica. Su gestión como hombre público, es plenamente reconocida, incluso, por sus contradictores más acérrimos. Equivocados los verdugos, al imaginar, que con su muerte, todo se derrumbaría. En actitud valiente, despreciando amenazas, su esposa y viuda, doña María Eugenia Bustos, junto a sus hijos, recogen las banderas y continúan en la batalla. Argumentos de sobra hubiesen justificado el alejamiento al ejercicio de la política, pero el legado del doctor Cristo, fue asumido con gallardía. El doctor Juan Fernando Cristo Bustos es ungido senador de la Republica en varios periodos y el país reconoce en él un regio conductor. En la actualidad es ministro de Estado con lujo de competencia, su hermano Andrés, ocupa su espacio en el Congreso, su carisma e identidad con el estilo de su padre, lo encamina hacia un liderazgo, dentro de su Partido con proyección Nacional.

Honor y gloria a Jorge Cristo Sahium. Los que mueren por la patria no deben llamarse muertos.

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