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Negros nubarrones

También vemos un ejemplo cercano, los problemas de Venezuela, que están pasándose la frontera.

No es rosado el futuro de Colombia, por el contrario, sólo se ven negros nubarrones que preocupan a quienes, como yo, le tienen cariño al país y le desean, por lo tanto, el mejor futuro. No soy amigo de la actual oposición, que busca únicamente restablecer en el poder al expresidente Álvaro Uribe, cuyo programa de gobierno puede sintetizarse en unas pocas ideas: regresar a la época en que el país gastaba inmensos recursos en el presupuesto de la guerra, sin aportes para la paz verdadera, como son la educación, la salud y el bienestar de los colombianos.

Se recorren las páginas de los diarios y los noticieros de televisión y no se encuentran buenas noticias. Solo huelgas, paros, peticiones de dinero, reclamos y peleas. No se piden nuevos hospitales, mayores colegios y comodidades para los miles que tienen para comer solo un pan y a veces deben esculcar la basura para hallar algún alimento. 

Como si fueran pocos los reclamos de los taxis, de los chocoanos y de los maestros, también se encuentran  debates en el Congreso para que el país regrese a la época en que los púlpitos y las iglesias servían para alborotar los ánimos y promover la violencia. Nunca he olvidado que en mi lejana niñez escuché en una iglesia de pueblo la absurda afirmación de un párroco de que ‘’matar liberales no es pecado’’.

Algo similar a lo que se escuchó  en el Congreso donde un exguerrillero y su actual esposa, una senadora divorciada, promovían referendo para evitar la adopción de niños por parte de solteros y viudos, como yo, y de los homosexuales, como dos exministras y muchos habitantes de los closets.

Era el regreso a la época laureanista, cuando era grave riesgo llevar corbata roja, igual de peligrosa que un celular o unos zapatos tenis en la Calle del Cartucho. No niego que las adopciones deben ser reglamentadas, pero me opongo a que el país sea gobernado por unos fanáticos religiosos, de cualquier confesión, como si fuéramos nación árabe regida por ayatolas. Caer en manos de pastores no me llama la atención: son tan peligrosos como cualquier otro ser humano, llenos de avaricia y de estupidez, Eso no es lo peor.

También vemos un ejemplo cercano, los problemas de Venezuela, que están pasándose la frontera. Nos pueden afectar muy pronto, pues somos la misma raza, con los mismos afanes y la misma mentalidad. No nos hemos dado cuenta de que dirigentes tan brutos como Maduro hay en todo nuestra Colombia. En fin, problemas es lo que hay. Por ejemplo, temblemos por la posibilidad de que aquí gane también un Trump.

Viernes, 19 de Mayo de 2017
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