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Partido sin Conservatismo.

El partido lo que no puede perder es el carácter que siempre le ha hecho respetable.

Aquí en el teatro municipal de Cúcuta, en la conferencia de campaña e Juan Diego Jaramillo y en vísperas de una convención como la que sucedió el domingo pasado, nos golpeó con frases como esta: “Los problemas del Conservatismo no comienzan, ni terminan, con la mecánica política, es decir, si va o no a la convención, si esta debía ser en noviembre o en enero del año entrante, si hay consulta o componenda, si hay unión o división”.

Los problemas comienzan con el abandono de los principios, que no se desnaturalizan por las interpretaciones ortodoxas o las progresistas, pues ellos están siempre en el centro, y cada exageración es solo el ir y venir del péndulo de la tradición. El partido lo que no puede perder es el carácter que siempre le ha hecho respetable aun en condiciones  minoritarias, puesto que lo que hay que hacer es crecer adobando los principios en las circunstancias de calamidad ética como esta que rodea la República.

Todos estamos regresando al centro y debemos hacerlo sin reproches, no hay un solo conservador que no haya sido golpeado por cada dirigencia equivocada, de las que hemos que  soportado en cada nueva elección de directivas.

Es indudable decía Juan Diego aquí en la conferencia del Municipal, que en Colombia necesitamos un conservatismo nuevo, renovado en la sangre yen la doctrina, que tenga una auténtica vocación patriótica de poder, en lugar de seguir sirviendo a las ambiciones de los mismos personajes de hace cuarenta años.

Necesitamos un conservatismo estatutario, que no desemboque siempre en el ocultamiento de la doctrina y la transmisión del mando hereditario y delfinesco.

A veces resulta inverosímil llegar a la conclusión que la Constitución Política no funciona. Igual a lo que dijimos de la del 86. En 25 años de ejercicio descubrimos que los partidos paridos o renacidos desde 1991 tampoco funcionan con la nueva línea constitucional, porque la cultura política sigue intacta, marrullera, mañosa, impolítica, antidemocrática, que cuando proclama unos mecanismos de participación, en todos los partidos los borran estatutariamente.

Los conservadores, no podemos renunciar a la condición doctrinaria, simplemente para acogernos a un posibilismo electoral. Todos hemos rectificado para volver al carril. Con los nuevos vientos, apoyamos la iniciativa de Mario Said Lamk Valencia y Luis Aparicio Prieto, devolver a reconstruir los centros de estudios conservadores, que pretender crear.

Adenda: Hacer conocer de la opinión pública, hechos públicos que no tienen reserva legal, no solo es un deber, sino un ejercicio de lealtad.

Miércoles, 30 de Noviembre de 2016
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