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Patrimonio arquitectónico de Ocaña

Hay normas nacionales, departamentales y municipales sobre protección del patrimonio arquitectónico de Ocaña, pero se desconoce.

Una visita relámpago a Ocaña el pasado fin de semana fue suficiente para, además de cumplir las diligencias propias, hacer un repaso del centro histórico de la ciudad, al que muchos ocañeros con sentido de pertenencia le han aplicado sus energías físicas y mentales para conservarlo, pero parece que todo es en vano porque, también muchos ocañeros, sin sentido de apropiación, se obstinan en destruirlo, especialmente desde el sector oficial. Hagamos un breve repaso:

Primero, el Complejo Histórico de la Gran Convención. La ley 10 de 1977, “Sobre conmemoración del sesquicentenario de la Convención de Ocaña”, ordenó, en su artículo 4°, que en la casa colonial adyacente al Templo de San Francisco funcionará la Academia de Historia de Ocaña, el Museo de la Gran Convención y la Biblioteca Pública “Luis Eduardo Páez Courvel”. ¿Qué pasó? Que ya son varias las arremetidas de los Alcaldes por trasladar al Complejo Histórico algunas oficinas de la administración municipal, hasta que en la antepenúltima administración se instaló “provisionalmente” -en parte del lugar que ocupa la Biblioteca- la Secretaría de Educación, Cultura y Turismo y parece que tiene vocación de permanencia eterna. 

Dos, el Centro Histórico de Ocaña. En el año 2007, en el Plan Básico de Ordenamiento Territorial, el Concejo municipal delimitó el Centro Histórico de Ocaña, con lo cual se pensó que traería beneficio en protección al patrimonio arquitectónico.

Hay normas nacionales, departamentales y municipales sobre protección del patrimonio arquitectónico de Ocaña, pero se desconoce olímpicamente esa normatividad y se otorgan licencias de demolición en áreas de afectación de los Bienes de Interés Cultural Nacional que, junto con las normas departamentales dicen que no se puede afectar ningún bien colindante con el bien declarado patrimonio histórico.

Tres, el benemérito Ministerio de Cultura. Ante tanto atropello siempre pensamos que las instancias nacionales son las llamadas a socorrernos. ¿Y qué ha sucedido? Cuando la Alcaldía aludida anteriormente “invadió” el Complejo Histórico, no fue posible que el Ministerio de Cultura tomara cartas en el asunto, y ahora, el mismísimo Ministerio de Cultura, el que vela, o debería velar, por la integridad del patrimonio arquitectónico de interés nacional, en polémico “Concepto” nos sale con una perla: la Columna que simboliza la libertad de los esclavos es un bien mueble. ¿Se imagina el lector enterado las implicaciones que tiene esa afirmación oficial? Sencillamente, que proliferarán las licencias de construcción. 

De manera que si nos atenemos a la definición de bien mueble del Código Civil, ahora cualquier parroquiano puede echarse la Columna al hombro y llevársela.

Todo esto ha incidido en la destrucción de la plaza principal, la “Plaza 29 de mayo” y el entorno del Complejo Histórico de la Gran Convención; y. además, de los barrios tradicionales de Ocaña. Para salvar lo que queda solo contamos con el Consejo Departamental del Patrimonio Cultural, que hace un esfuerzo descomunal por detener tanto deterioro y degradación, y el Plan Básico de Ordenamiento Territorial.

Lunes, 15 de Agosto de 2016
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