Hace algún tiempo recordaba en esta columna cómo en las elecciones presidenciales de 1974 los colombianos veían con asombro e impotencia la aspiración presidencial de tres “delfines”, como se denomina en Colombia a los hijos de expresidentes con aspiraciones políticas: Alfonso López Michelsen, hijo del expresidente Alfonso López Pumarejo, el mismo que en 1929 llamó al Partido Liberal al poder; Álvaro Gómez Hurtado, hijo del expresidente Laureano Gómez Castro, quien había calculado que al final del Frente Nacional su vástago fuera candidato presidencial para que recogiera los frutos de su contribución al llamado Pacto de Sitges y Benidorm, y, finalmente, la veleña María Eugenia Rojas Correa, la mujer que más protagonismo político tuvo en Colombia en la segunda parte del Siglo XX.
Recientemente vimos cómo en Estados Unidos, al inicio de la actual campaña presidencial, los aspirantes eran tres defines: John “Jeb” Bush, hijo y hermano de expresidentes republicanos; Hillary Clinton, que no es hija de expresidente pero sí esposa del expresidente “Bill” Clinton, y tiene la posibilidad de ser la primera Presidenta de EE.UU, en una elección muy polarizada con el folclórico y recién aparecido señor Donald Trump.
De pronto el pueblo americano está aburrido de tantas guerras, muertes e intervenciones en general alrededor del mundo, aportando dinero y muertos, y eso lo inclina electoralmente a rodear a Trump, porque es, entre otras cosas, lo que les ha prometido acabar, olvidando que una cosa es el candidato promesero y otra el gobernante, y, además, desconociendo –no se sabe si real o deliberadamente- qué necesita el Coloso del Norte para su supervivencia política. Ahí está el caso de Obama: qué prometió y qué le dejaron hacer.
Bien, en Perú el caso es diferente, vimos recientemente que dos hijos de extranjeros se disputaron apretadamente la Presidencia de la República: Keiko Sofía Fujimori Higuchi, hija de padres de ascendencia japonesa: Alberto Kenya Fuimori Fujimori y Susana Shizuko Higuchi Miyagawa; y Pedro Pablo Kuczynski Godard, hijo de Maxime Kuczynski, un médico alemán de ascendencia judío-polaca y Madeleine Godard, una maestra franco-suiza.
Ya en el siglo XXI surge en Colombia la candidatura presidencial de Álvaro Uribe Vélez y muchos se preguntaban si era pariente del general Rafael Uribe Uribe. En un confidencial de la revista Semana, de agosto 05 de 2002, se aclara que “Álvaro Uribe viene siendo sobrino tataranieto” del general Rafael Uribe Uribe. El padre del general Uribe Uribe es don Tomás Uribe, como el hijo de Álvaro.
En el lado conservador está el expresidente Misael Pastrana Borrero, padre del expresidente Andrés Pastrana Arango. El hijo de Andrés, Santiago Pastrana Puyana, hace tres años contrajo nupcias con Sabinna Nicholls Ospina, bisnieta del expresidente Mariano Ospina Pérez. Son alianzas válidas, eso es labrar el camino.
¿Tiene importancia lo dicho? Por un lado es un ejercicio genealógico –auxiliar de la historia- de contenido informativo sobre apellidos que se asentaron en estas tierras americanas y surgieron; de otro lado, es una reseña de democracia hereditaria.
