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Cerca del día de las elecciones, cada candidato debe saber a qué puede aspirar, si desea seguir hasta el final o armar alianza.
Martes, 11 de Agosto de 2015

Desde luego que la política es dinámica y los políticos deben actuar con sentido práctico y ajustarse a la realidad para conocer el terreno que están pisando y calcular sus reales posibilidades.

Ello conlleva a que cuando está próximo el cierre de inscripciones o se acerca el día de elecciones cada aspirante político debe saber a qué puede aspirar o si desea seguir hasta el final o armar alianza, respectivamente.

Fue con base en la primera parte de este planteamiento que el doctor Carlos Arturo Andrade Fajardo, como experimentado político, ha declinado una antigua o recóndita aspiración y ahora vuelve con ímpetus renovados por una curul en el Concejo.

Varias veces he comentado en esta columna que el doctor Andrade Fajardo, nuestro portaestandarte en el batallar político, merece esta oportunidad por varias razones: 1. Su formación profesional como contador público, administrador de empresas y abogado en potencia no es un bagaje intelectual que el electorado se dé el lujo de despreciar fácilmente. 2. Su experiencia profesional y su servicio del Estado.

De manera que la combinación perfecta de una formación profesional envidiable aunada a lustros de servicios brillantes al Estado, especialmente como concejal en tres periodos y como contralor departamental.

Para este último cargo fue elegido por unanimidad para un periodo de cuatro años y se posesionó ante el presidente de la Asamblea de Norte de Santander, Iván Clavijo Contreras, el 15 de enero de 2014, a las 05:00 p.m., y en cuyo discurso de posesión dijo que ejercería “un exigente control de las finanzas del Departamento”.

Lo logró, porque éstas fueron saneadas.

Corría la administración municipal de Enrique Cuadros Corredor (1992-1994) y el Concejo se aprestaba a debatir el Estatuto Tributario de Cúcuta, y para ello el entonces concejal Carlos Arturo Andrade Fajardo todos los días, cuando no estaba en sesiones el Cabildo, yo lo veía redactando, corrigiendo y armonizando normas de derecho presupuestario que ahí, en ese Concejo, él era el único que tenía la formación y experiencia para presentar a la plenaria un Estatuto bien articulado y moderno. Por eso le encomendaron la tarea, la hizo y el proyecto de Acuerdo fue aprobado.

Yo, que entonces saboreaba las mieles de la burocracia, de vez en vez me acercaba al Concejo e iba a su curul a preguntarle por su trabajo, y él, con gusto me atendía y explicaba. Al fin y al cabo los abogados tenemos rudimentos de derecho tributario y hacienda pública. Esta mirada retrospectiva de un hombre público valioso nos ayuda a recordarle a las nuevas generaciones que hay un norte para donde mirar y seguir sus huellas. No despreciemos la política y escojamos  a los mejores. Además, como decía Antonio Machado: “Haced política, porque si no la hacéis alguien la hará por vosotros y probablemente contra vosotros”. No nos equivoquemos.

 

 

 

 

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