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¡Que tiemblen los corruptos!
Néstor Humberto Martínez pronunció esta frase una vez fue escogido como fiscal general de la Nación.
Miércoles, 13 de Julio de 2016

Muchos colombianos tenemos la convicción que la corrupción es antisísmica y que ningún temblor la tumba.  Néstor Humberto Martínez pronunció esta frase antier una vez fue escogido como fiscal General de la Nación.

Anteriormente, el señor presidente de la República la había pronunciado varias veces. Por ejemplo,  el 13 de julio de 2011 en un colegio bogotano cuando promulgó el nuevo Estatuto Anticorrupción y soltó la chiva de resonancia mediática: “Vamos a meter a la cárcel a un mundo de gente que va a caer y el país se va estremecer” y que tiemblen los corruptos. Pasó el tiempo y el temblor presidencial, no cayó nadie, ni corrupción que es antisísmica. Y, recientemente, con ocasión de la promulgación de la Ley Anticorrupción  Trasnacional, la volvió a  repetir el primer mandatario el 2 de febrero de este año, hubo temblor y nada se cayó, la corrupción sigue antisísmica.

La frase ha tronado como anuncio de Júpiter desde tiempos inmemoriales. Belisario Betancur la pronunció y hasta creó una comisión de “Alta Moral” para revisar campañas políticas, para investigar las fraudulentas compras de tierras y contratación de obras de la represa del “Guavio” y los multimillonarios contratos del Metro de Medellín que pagamos todos los colombianos que quedaron impunes.

Cuando se firmó la Ley 190 de 1994 la pronunció de manera distinta el presidente Samper, pero de todas formas fue  temblor y la corrupción y los corruptos temblaron y no cayeron. La corrupción es antisísmica. Y la frase parecida la pronunció Pastrana cuando firmó la Ley 734 de 2002 o Código Disciplinario Único destinada a  castigar los corruptos y no cayó ningún corrupto. La corrupción es antisísmica.

Pero bueno, hay que confiar en el tono y el carácter de Néstor Humberto Martínez, porque “en una de esas” su frase logra derribar la corrupción y los corruptos. Difícil tarea, pues su primer paso es desmontar “el engavetamiento” politiquero al que se aficionó tanto el doctor Montetriste y el doctor Perdomo, que, como aquí en Cúcuta  vinieron y nos pasaron de coba, incitándonos a denunciar la corrupción y se fueron y nunca enviaron la brigada ligera prometida. Por ahí, quedaron las denuncias engavetadas.

Los  colombianos ya no  creemos en eso que Jellinek llamó “La Fuerza Fáctica de lo normativo”, como significación que solo las disposiciones legales logran la magia y el milagro de cambiar la manera de ser de los hombres, de pulir sus comportamientos, de rectificar los malos hábitos, las situaciones “alegales”, las costumbres perniciosas.

Porque si fuera por normas, en Colombia tenemos reglada hasta la respiración de los colombianos de todos los estratos. Tenemos normas para todo, la telaraña jurídica más tupida del mundo, para la convivencia y somos violentos históricos desde antes de la independencia. En otros términos, no tenemos cultura de la convivencia pacífica, sino de la brutal y ordinaria. Y de ese piélago normativo no ha salido el terremoto o el temblor que haga disminuir la corrupción, la inclinación por la trampa, por el atajo, por la admiración de la subcultura de los “vivos”.

De Todas formas, apoyemos a Néstor Humberto, cualquiera de los otros dos, habrían exclamado lo mismo al ser elegidos. Que tiemblen los corruptos, aunque la corrupción sea antisísmica.

Adenda: Que estas ferias Julianas, las disfrutemos en paz. Apoyemos a la  fuerza policial, aunque se desmanden, pero es mejor prevenir que curar.

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