La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

Quejosos

Los empresarios del transporte de todas las ciudades se quejan y se quejan por todo, pero no proponen soluciones conocidas.

Quejarse es costumbre de muchos ciudadanos. Hay quejas por deficientes servicios, por regular atención, por mala calidad de productos, en fin, la gente se queja con o sin razón y en nuestra ciudad no es la excepción. Según la Real Academia Española (RAE), la palabra “quejar”, significa malestar que se tiene de algo o alguien.

En esta oportunidad me separo de mi acostumbrada columna de tránsito y voy a referirme al transporte, interesante tema que toca la fibra del servicio público que muy eventualmente trato, pero dadas las circunstancias es viable examinarlo desde el punto de vista social.

Hace unos días el periódico La Opinión publicó una noticia que tituló. “Busetas de servicio público en precarias condiciones”. Leí con detenimiento no solo la redacción de la misma, sino los comentarios que muy a mi pesar tan solo fueron dos (2). Una persona cuyo seudónimo es “Ciudadano”, plasmó juiciosamente su criterio de manera respetuosa y con profundidad jurídica, acusando la penosa e irresponsable condición de cientos de vehículos tipo microbús y buseta que transitan por la ciudad.

No le falta razón al “Ciudadano” y por eso creo además que dichos vehículos han pasado las “rigurosas” pruebas de algún Centro de Diagnóstico Automotor, sumado a la profunda miopía de anteriores administraciones en cuanto a la revisión documental se refiere y reto de actual.

Es cierto que hay informalidad en todo y eso es un secreto a voces, pero no menos cierto, es que la formalidad se queja de la informalidad pero no vuelven sus ojos a las rutas presuntamente desatendidas, y a las regulares condiciones técnico mecánicas de varios de los vehículos vinculados a sus empresas, pese a que existen actos administrativos que obligan su cumplimiento, pero dadas las condiciones de escases de transporte, la misma comunidad, acude a los informales no solo por el costo, sino porque evitan el daño de sus riñones y de su sistema respiratorio, al tener que aguantar por horas la ausencia de una suspensión vehicular apropiada, y el ofensivo olor producto de explosiones defectuosas en motores a gasolina, cuya vida útil posiblemente ha vencido.

Los empresarios del transporte de todas las ciudades se quejan y se quejan por todo, pero no proponen soluciones conocidas en los medios de comunicación y por eso pensaría que todos poseen pecaditos en materia de transporte y los mismos difícilmente se redimirían en tres décadas o más en caso de empezar los ajustes mañana mismo.  

La actual administración tiene un compromiso con la ciudad, pero dicho compromiso debe apuntar a que tan importante gremio, se queje menos y proponga más y eso se podrá observar en las calles, cuando finalmente desaparezcan los vehículos que ya se pagaron en cien veces su valor comercial, y la comunidad aborde con gusto unidades libres de contaminación auditiva y de gases nocivos. El Secretario de Tránsito no solo tiene la palabra; tiene la sartén por el mango. 

Sábado, 26 de Marzo de 2016
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día