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Reconciliación y renegociación

La lucha no es entre santistas y uribistas, no, es la lucha por la dignidad.

La votación del domingo deja en claro, dos aspectos, primero debe darse un espíritu reconciliatorio entre las gentes despojándonos de radicalizaciones, dándole validez solo a las de quienes sufragamos por el sí o el no, minimizando las ideas de los opositores a nuestro pensamiento particular. Segundo debe renegociarse ese acuerdo, función que le compete al jefe de Estado, conociendo y respetando la decisión mayoritaria, así haya sido por escaso margen.

Y debe haber claridad, la lucha no es entre santistas y uribistas, no, es la lucha por la dignidad, la objetividad y el respeto a la soberanía del país.

Deben examinarse puntos como la indemnización a las víctimas; aspecto esencial en la negociación, pues se le daba todo a ese grupo y nada a los familiares de las víctimas; soltar a los menores de edad reclutados a la fuerza; no conceder zonas de votación exclusivas para las Farc; que quienes lleguen al Congreso sean por elección popular, salvo las 10 plazas concedidas directamente a ese grupo que expresó a raíz de los resultados, querer seguir con la paz y la lucha política, teniendo como antecedentes que el M 19 llegó por logros en las urnas.

Revisar los puntos de concesión de emisoras y espacios televisivos, para expandir la plataforma ideológica de las Farc, punto que genera angustia por las vivencias que atraviesa Venezuela ante hechos similares. .

Buscar un consenso nacional con todos los entes políticos, incluido el grupo triunfador, aunado con los grupos alzados en armas, si es viable grupos paramilitares o bacrim, negociadores del Ejército y Policía Nacional, afectados con condenas por actividades generadas por estos enfrentamientos, en una lucha fraticida, para que haya equidad y justicia en esos aspectos.

Buscar establecer mecanismos claros para enfrentar la corrupción, que es el principal germen de crisis en el país, por la contratación y en los diferentes estamentos que nos gobiernan.

Que exista un compromiso serio del Estado para adoptar políticas concretas  e inmediatas, en el manejo de asuntos como la salud, controlando las EPS y las IPS, foco de corrupción y pésimo servicio. .

Que se busquen soluciones a regiones como La Guajira, Chocó, El Catatumbo en Norte de Santander, El Caguán y las zonas más violentas de la nación.

Conciliar los intereses nacionales, para terminar los secuestros, boleteros, extorsión y venta, producción, comercialización y venta de coca, que afecta la imagen nacional y es la principal fuente de financiación de los grupos que alteran la situación pública de Colombia, así como generador de delicuencia.

Que la justicia no sea remplazada por ese régimen transicional, antes fortalecerla, para que resolvamos directamente nuestros problemas.

Y para todo ello, debemos empezar una campaña de saneamiento de las heridas, dejadas por las agresiones de los participantes en la votación, sembrando antes que destruyendo, creando antes que aniquilar, pues es la voluntad popular la que dijo NO  a ese acuerdo bochornoso que entregaba al país a manos de una fracción de las que operan en el país en rebeldía.

Exigir a los medios televisivos, imparcialidad, justeza en sus apreciaciones, para no arrastrar al pueblo a una confrontación tan peligrosa como los problemas que pretenden solucionarse, para inclinarnos por la defensa de nuestro país, en beneficio de la comunidad, hijos nietos y familiares y ciudadanía en general.

Viernes, 7 de Octubre de 2016
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