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Santos y Uribe, ¿enemigos?

Pero más allá de la increíble tesis existen hechos que hacen pensar a los incrédulos.

¿Quién lo creyera? Nicolás Maduro y Álvaro Uribe tienen el mismo objetivo: darle dolores de cabeza a Colombia, el uno como presidente de Venezuela, supuesto amigo nuestro, y el otro, como  expresidente de Colombia, enemigo declarado del sucesor de Hugo Chávez y también enfermo de odio, resentimiento y otros defectos, que lo convierten en potencial aliado del nuevo mandatario  de Estados Unidos, pero sobre todo, rival del presidente Juan Manuel Santos

¿Qué se puede esperar del dueto? Nada bueno. Un amigo iconoclasta y anarquista me sostuvo algo que me resisto a creer: la enemistad entre Uribe y Santos es ficticia y representa apenas una comedia destinada a engañar a los colombianos para que crean que existen insalvables diferencias entre los dos, pero que la realidad es bien distinta: están de acuerdo para manejar el país por debajo de cuerda. Repito: no creo la tesis pero me revela que los colombianos no son tan bobos como algunos creen y ven la realidad que muchas veces está oculta. Somos iconoclastas. 

Pero más allá de la increíble tesis existen hechos que hacen pensar a los incrédulos. ¿Por qué Santos no ataca a su rival con un arma que debe tener, como es revelar conversaciones, secretos o pactos que compartieron cuando eran amigos? No hay nada más peligroso que un viejo amigo que conoce los acuerdos o peor aún, los secretos. Socio bravo es más peligroso que bomba atómica. 

Entrando en materia, hay algo que debe analizarse fríamente: el anuncio del presidente venezolano de su propósito de comprar más armas, más chécheres y más fierros destinados a atacar a los paramilitares colombianos. Pero en realidad es para atacar a Colombia cuyos aviones más modernos son unos aparatos comprados al Brasil, inferiores a los jet rusos que adquirió Chávez.  

¿Colombia se prepara para la amenaza venezolana? La respuesta es negativa. Aquí no se ve nada y seguimos confiando en el valor de nuestros soldados, que estarán indefensos ante las poderosas armas de los vecinos. Somos un país pacífico pero no podemos caer en el pecado de una peligrosa inocencia. Hay enemigos serios para Colombia y uno de ellos son los problemas de los vecinos, que buscan chivos expiatorios para echarles la culpa de sus tropiezos. 

Unas muestras: los cierres de la frontera para combatir la inflación pero en realidad para arruinar a los comerciantes colombianos de las zonas fronterizas y la cancelación de los billetes de cien bolívares ¿A quiénes se les atribuyeron los problemas? A los colombianos. Que hemos sido los trompos de poner desde la época del general Páez. 

Entre Colombia y Venezuela ha habido una amistad bastante singular, sobre todo, por culpa de una extensa frontera por la cual las gentes pasan de un lado a otro sin problemas, siempre y cuando Maduro lo permita. Se dice que los dos países son hermanos, pero también lo eran Abel y Caín. Infortunadamente, desde siempre, uno de los dos países es rico y el otro pobre. Ese detalle ocasiona enfrentamientos, odios y rivalidades. Ahora, Colombia confía en los buenos oficios venezolanos para conseguir la paz. Pero debemos prepararnos para nuevos ataques mediáticos, para culparnos de todos los males de los vecinos. Que están en la olla, ¡con bolívar a cincuenta centavos!  GPT    

Viernes, 20 de Enero de 2017
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