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Sobre los Acuerdos

Hoy podemos ver que con lo de la restitución de tierras aún se cometen crímenes feudales.

Muy movido está por estos días el asunto de la refrendación de los Acuerdos de La Habana, y es de tal magnitud el asunto, que el Gobierno, con todos los asesores calificados que tiene, está enredado. 

Y quién lo creyera, los más activos proponiendo fórmulas para sacar adelante los Acuerdos y del atolladero al presidente Santos, son un médico y un periodista, congresistas ambos: Roy Barreras y Armando Benedetti. 

Todos los colombianos no están –o no estamos- en capacidad de digerir la totalidad de lo que se acuerda en La Habana. Pocas personas están pendientes de todos los temas, porque los entienden; y otros, están pendientes de temas puntuales, por ejemplo, participación política o reforma agraria. 

Esta última es un problema que desde la Revolución en Marcha, impulsada por el presidente Alfonso López Pumarejo, trató de buscársele solución con la ley 200 de 1936, pero, como dijo alguien, “fue una ilusión que resultó en fracaso”, por la cantidad de intereses y vacas sagradas que toca. 

Hoy podemos ver que con lo de la restitución de tierras aún se cometen crímenes feudales.

En lo de participación en política es otro asunto interesante. Muchos no entendemos por qué se habla de mayor apertura política si desde la Carta de 1991, impuesta por el grupo M-19, se dio libertinaje para acceder al poder político. 

Basta con leer el art. 40 de la citada Carta: tener iniciativa en las corporaciones públicas, derecho a participar en la conformación, ejercicio y control del poder político; derecho a constituir partidos y movimientos políticos “sin limitación alguna”, tomar parte en elecciones, plebiscitos, referendos, consultas populares, etc. 

Otro asunto que no entienden los colombianos es el relacionado con la integración de la Comisión Legislativa Especial, la encargada de expedir las leyes y reformas constitucionales necesarias para que funcionen los Acuerdos de La Habana y donde, desde un comienzo se previó incluir miembros de la guerrilla. Es apenas lógico suponer que el Estado invita al “enemigo” a negociar y acordar, pero en la expedición de las leyes que desarrollan esos Acuerdos es solo el Estado el que debe hacerlo – a través del Congreso, o a través del cuerpo extraño que se inventaron ahora – sin incluir a la contraparte, quien no va a querer ser un convidado de piedra sino que tratará de meter la mano a lo ya acordado. 

El doctor Luis Fernando Velasco, presidente del Senado, dice que no es necesario que los negociadores de la insurgencia estén presentes en esa Comisión, sino que participen delegados de todos los partidos políticos. ¿Qué es participar, doctor Velasco? ¿Ser integrante de la Comisión o asistir a las barras? Porque “todos los partidos políticos” quieren decir también el Polo Democrático Alternativo -PDA-, y en ese caso es mejor evitar el desgaste de elegir esa Comisión y dejarlo todo al Congreso de la República, que es quien legítimamente debe hacer esas reformas.

Lunes, 14 de Septiembre de 2015
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