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¿Va a marchar?
Estas marchas también son utilizadas por los partidos políticos para mostrar poder de convocatoria y movilización.
Jueves, 30 de Marzo de 2017

“Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados”, Mark Twain

Las marchas siempre serán la materialización del derecho a la protesta pacífica, es una herramienta que posee el pueblo para expresarse y manifestar su inconformismo por una política del gobierno, por alguna conducta específica de algún actor de la sociedad o por una reivindicación de derechos. En Colombia marchan los maestros para que les suban los sueldos, marchan los estudiantes para que se le aumente el presupuesto a las universidades públicas, marchan los ambientalistas por la defensa del medio ambiente, y así son muchos los grupos u organizaciones que legítimamente ejercen su derecho a la protesta social.

Estas marchas también son utilizadas por los partidos políticos para mostrar poder de convocatoria y movilización, es un escenario fácil para adjudicarse “apoyos” que en la mayoría de casos son personas que ni siquiera pertenecen a un partido o peor aún, que están en contra del partido pero terminan favoreciendo los intereses de este. La marcha del 1 de abril fue citada con una consigna, “protestar por la corrupción”, aprovechando la coyuntura por los recientes escándalos de corrupción conocidos, y por el paso a segundo plano del tema de la guerra y el conflicto que históricamente ha sido utilizado como excusa para esconder problemas igual o más graves como lo es la corrupción histórica que azota al país.

Hasta aquí todo va bien, el problema comienza cuando revisamos ¿Quiénes? y ¿Por qué? convocan esta marcha, y nos damos cuenta que son los mismos que convocaron marchas contra el proceso de paz, contra la diversidad sexual, a favor de la “familia tradicional”, etcétera. Hoy, el proceso de paz es un hecho, y quedó demostrado que la “ideología de género” de la que tanto hablaban es solo un sofisma de distracción. La derecha radical se ha ido quedando sin discurso, por eso aprovechando las banderas de partidos independientes que han denunciado la corrupción, se apoderaron de este tema para llamar la atención y poder permanecer vigentes para las próximas elecciones, teniendo en cuenta que sus candidatos no marcan en las encuestas y no tienen la aceptación que esperaban. 

Esta estrategia política es válida y hasta podría darles buenos frutos, el problema real es de ética y de autoridad moral. No me imagino a la guerrilla del Eln invitando a marchar en contra de las Bacrim, ni al cartel de Medellín promoviendo marchas en contra del narcotráfico, por eso la crítica a esta marcha, que es convocada por el partido Centro Democrático en cabeza del expresidente Álvaro Uribe y por el destituido exprocurador Alejandro Ordóñez.

Alejandro Ordóñez fue destituido como procurador por el Consejo de Estado al comprobar que nombró en la Procuraduría a familiares de magistrados que aprobaron su reelección, y el expresidente Uribe tiene en la cárcel a 3 de sus ministros, 2 secretarios privados, 2 de sus jefes de seguridad, 2 directores del antiguo DAS, todos por temas de corrupción, adicionalmente la campaña a la Presidencia de Santos en  2010 y de Zuluaga en 2014 que él apoyó irrestrictamente, están implicadas por la entrada de dineros de la multinacional brasilera Odebretch.

¿Será que vale la pena hacerles juego a unas personas que han estado implicados y cercanos a varios actos de corrupción?

Si quiere marchar hágalo, es su derecho, pero sepa quién está detrás de eso, la invitación es también a marchar… pero hacia las urnas el próximo año a que votemos, pero no por ninguno de estos personajes que tienen la corrupción muy cerca, hay que mirar nuevas alternativas, nuevos liderazgos de personas que no tengan cuestionamientos de ninguna índole. 

Adenda: Hay que estar muy pendientes de las declaraciones de guerrilleros y militares presos que se van a someter a la Jurisdicción Especial de Paz, a ver si por fin vamos a saber toda la verdad sobre el conflicto armado colombiano y sus autores intelectuales. 

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