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Joseph cumple su sueño y enseña ballet a 300 niños de Cúcuta

Su proyecto Cúcuta se forma en ABC para bailar se llevó los elogios del Ministerio de Cultura.

Hay quienes concluyen en que todo ciudadano debe aportar algo a la sociedad, no solo para servir, sino para encajar entre los demás. 

Joseph Payares Forero, 24 años, formado como tecnólogo en química, prefirió en cambio no encajar donde lo quería su familia y ahora cumple su sueño y ayuda a los demás por medio del ballet.

Actualmente es director de baile en Cúcuta. Su proyecto Cúcuta se forma en ABC para bailar se llevó los elogios del Ministerio de Cultura y fue catalogado como uno de los mejores en 2015 para el desarrollo de la cultura en el país.

Cuenta que fue una frustración la que hoy lo tiene educando a 300 niños, que como él, encuentran en la danza un espacio para el goce. Su sueño es hacer profesionales en danza, no solo en ballet, sino de todo tipo de música .   

Su primer roce con el baile fue cuando apenas tenía 8 años. Era 2001, y la iglesia cristiana a la que pertenecía, necesitaba 300 jóvenes para una presentación de danzas en el estadio General Santander.

El profesor que lo recibió fue entrenado por los dos grandes maestros de la ciudad: Juan Becerra —ícono en Colombia por sus aportes al folclor de Norte de Santander—  y Margarita Acevedo, una de las madres del ballet en la ciudad desde hace más de 50 años y cofundadora de la Escuela Nacional de Ballet de Venezuela. 

Aunque intentó por todos los medios destacarse, no pudo en su primer intento. En el grupo había en su mayoría adolescentes y él, por no tener la contextura ni la agilidad física requerida, quedó vetado de la presentación.

Esa frustración, sumada a sus ganas de mostrarse como bailarín, en cambio de alejarlo del baile, le dieron fuerza para continuar 6 años más con su maestro.

En esa época, y aún todavía, la gente está convencida de que el ballet es un tutú y un baile solo para las niñas, dice Payares, quien señala que además piensa que Cúcuta, una ciudad con un atraso significativo y con pocos espacios para el arte y la cultura, puede generar grandes espectáculos teatrales.  

En 2005, gracias a que ya era conocido en la academia de baile de Margarita Acevedo, logró que la fundadora de la escuela viera sus aptitudes para la danza clásica y le otorgó una beca. 

Para 2008, el pequeño Joseph, quien de estatura ya no era tan frágil, se graduó del colegio Inem José Eusebio Caro y enfiló su meta rumbo a Alemania, país donde creería podía llegar aún más lejos. 

“Mi deseo era ir a Europa, pero mis padres no veian conveniente el baile como estilo de vida y menos como algo donde se pudiera lucrar, contrario a eso, pasé a estudiar tecnología química en la Universidad Francisco de Paula Santander. 

Tiempo después de graduado y sin trabajo, Payares volvió a su escuela para buscar prestado un piano y de paso pedir trabajo como maestro en química, pero ni en eso pudo laborar. El colegio le ofreció que hiciera una obra social desde su arte, y en ese momento, con 30 niños, nuevamente volvió la danza a su vida. 

“Una noche soñé con mi abuela, ella había muerto hace un año y en el sueño ella estaba joven y alrededor de ella estaban todos los hermanos que habían muerto, pero  jóvenes al igual”, contó Payares.  “Yo le preguntaba, nona, ¿estas muerta?, y ella aclaraba que no. Miré hacia abajo y vi muchachos jóvenes bailarines trabajando en barra de ballet en un salón grande y me dijo que todo eso que veía era mío”. 

Aunque apenas reflexiona, dice este maestro que hoy día entiende que el sueño le dijo que su destino era enseñar ballet. 

Según Joseph, su propósito es seguir enseñando a los niños de Cúcuta ballet y fomentar este arte. El ministerio de Cultura este año volvió a elegirlo como el profesor de ballet.  

*La Opinión

Martes, 23 de Febrero de 2016
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