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Las lluvias siguen siendo la pesadilla de Cúcuta

500.000 millones de pesos costaba hace dos años emprender el plan maestro de alcantarillado de aguas lluvias.

Yaneth Velasco, vecina de la calle 15 A con avenida 3E, en Los Caobos, admite no tener un bonito recuerdo de las lluvias en los últimos 10 años. Todo lo contrario, cada vez que del cielo cae agua, la calle donde está su casa queda convertida en un río e intentar salir se convierte en toda una odisea.

Ella dice que ninguna de las más de 20 quejas que ha elevado en las oficinas de la alcaldía para que ofrezcan una solución ha tenido eco.

El problema se repite de manera sistemática, lo que deja al descubierto que las autoridades no han aprendido la lección ante emergencias como estas.

Esto que le ocurre a Velasco, en uno de los barrios céntricos, también tiene lugar en los demás sectores de Cúcuta, casi que sin excepción, debido a la ausencia de un plan maestro de alcantarillado, por cuya falta la ciudad queda convertida en una laguna ante el más leve aguacero.

El problema lo agudizan los mismos ciudadanos con el arrojo de basura a las calles, con las cuales, en cuestión de segundos se taponan las alcantarillas.

La operadora Aseo Urbano reveló que en los 9.500 kilómetros de barrido que hace en el área que le corresponde de Cúcuta, recoger unas 430 toneladas mensuales de esta basura que los ciudadanos, sin ninguna compasión, arrojan en calles, canales de aguas lluvias, parques y andenes.

El ingeniero civil y consultor de obras civiles Libardo Badillo dice que Cúcuta seguirá inundándose cada vez que llueva, debido también a que los cerca de 25 canales a cielo abierto que se construyeron para evacuar las aguas lluvias configuran un sistema obsoleto, que debe replantearse por uno moderno y ajustado al promedio de correntías y de precipitaciones que se producen en la realidad cuando llueve.

Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), el promedio anual de precipitaciones de Cúcuta no supera los 800 milímetros, lo cual, “aunque no es un indicador alto para una ciudad de clima templado y con un millón de residentes, sí queda exagerado cuando ese territorio no cuenta con alcantarillado pluvial y, además, no hay cultura de disposición de la basura”, advierte el arquitecto Alberto Acuña Cordero.

De 2012 a agosto de 2016 pasó La Niña con su verano inclemente y su sequía, pero pocos aprovecharon el buen clima para ejecutar obras de mitigación y reforzamiento, y por ello la historia de repite. Cúcuta se inunda tanto en sus calles céntricas como en Atalaya o en El Salado.

Los puntos críticos identificados propensos a emergencias por lluvias en Cúcuta son alrededor de 34. ¿Qué errores cometimos o qué lecciones no aprendemos que no logramos que los inviernos pasen sin que causen una calamidad pública?

1. Cultura ciudadana

El comportamiento ciudadano es una lección que no hemos podido interiorizar los cucuteños. A juicio del jefe de estudios y diseños de la empresa Aguas Kpital Cúcuta, una lección que no se ha podido aprender es a dejar de botar basura y escombros en las calles y canales de aguas lluvias. Por esto, se inundan casi todas las vías de Cúcuta.

Oscar Zambrado, directivo de Aguas Kpital, añade: “creemos que lo que no está cerca de mí, no me afecta, y no es cierto. Cuando tiramos una lata de cerveza, basura o una bolsa a la calle o a los canales, acabamos afectándonos todos. La lección es cuidar mejor los recursos públicos”, dice el ingeniero.

Otra lección no aprendida es la falta de campañas de prevención del riesgo. La gente no asimila lo que es vivir en terrenos inestables y, sin embargo, levanta ranchos para vivir allí, dice el director de la Defensa Civil, coronel Fernando Sandoval. Otra lección que tampoco se aprende es la carencia de un plan de contingencia consolidado o una estrategia de respuesta.

2. Obras que faltaron

Desde 1970 se viene hablando de la necesidad de emprender el plan maestro de alcantarillado de aguas lluvias, con el cual se pueda dar una solución al problema de las inundaciones, pero hoy la ciudad se inunda ante el más leve aguacero.

También se habla de modernizar los 25 canales de aguas lluvias, pero solo se han hecho inversiones en el canal Bogotá, Las Chiveras y últimamente en el caño Belisario.

La alcaldía tiene proyectadas otras obras de mitigación de riesgos (ver infografía).

3. No a asentamientos humanos en zonas no mitigables

La comunidad no es consciente de que en las riberas de los ríos ni en las escarpas consideradas de alto riesgo por deslizamientos de tierra no debe haber viviendas ni la sobrepoblación que allí habita. Sin embargo, esta lección de no arriesgarse a levantar ranchos en estos sitios no se aprende aún, dijo el comandante del Cuerpo de Bomberos, Carlos Monsalve. Hoy hay unas 20 mil personas en cerca de 60 asentamientos subnormales. La alcaldía no dispone aún la reubicación de esta población. El director de estudios y Diseños de Aguas Kpital, Oscar Zambrano, agrega que hoy la gente sigue construyendo, sin ninguna resistencia, en zonas de quebradas y ríos, exponiéndose al peligro.

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Orlando Carvajal - Periodista La Opinión
Orlando Carvajal
Sábado, 17 de Junio de 2017
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