Los autos venezolanos dejaron de ser un buen negocio en Cúcuta y el área metropolitana. Antes del cierre de la frontera los vehículos con placas del país vecino eran una muy buena compra: por su precio, porque podían abastecerse en las estaciones de servicio venezolanas y además no pagaban impuesto de rodamiento, un beneficio que aún se mantiene.
Sin embargo todo cambio, vender uno de estos carros es cada vez más difícil, tanto así que el precio cayó entre un 20% y 30%. Por ejemplo, una Fortuner con matrícula de Venezuela de 2011 que antes tenía un precio de $85 millones, ahora se consigue hasta en $60 millones, indicó Jeferson Mora, encargado de Autos La diagonal.
“Generalmente demorábamos entre tres y veinte días para vender un vehículo venezolano y después del cierre de la frontera hemos tardado hasta tres meses con un carro aquí parqueado”, precisó Mora.
En los últimos años Cúcuta se había convertido en una opción para los venezolanos que llegaban a la ciudad a comprar un automóvil porque en su país no lo encontraban. Este mercado, por supuesto, se paralizó por completo desde el pasado 19 de agosto.
Según Mora, ahora los cucuteños prefieren comprar carros colombianos porque pueden desplazarse fácilmente hacia el interior del país sin necesidad de solicitar un permiso.
Pero no todo es malo en el mercado de lo usado. Juan Carlos Frasser, dueño de Auto Rafa, indicó que ahora la venta de carros colombianos pequeños de segunda había aumentado un 20%, mientras las de los venezolanos cayó un 50%.
Frasser también indicó que, debido al alza del dólar, la venta de carros usados colombianos de alta gama se vio afectada. En este segmento hay clientes que han dejado en consignación sus camionetas modelos 2015 y 2016, porque no han podido cubrir sus créditos.
Ricardo Martínez, comerciante de Center Car’s, señaló que mientras en el mostrador hay diez carros venezolanos, los colombianos solo suman cinco. El vocero de la compañía indicó que la mayor demanda estaba en los vehículos pequeños familiares como: Spark, Aveo, Fiesta, pero la comercialización de estos también disminuyó.
Los concesionarios coinciden en que al abrirse la frontera el mercado de vehículos venezolanos mejorará, porque algunos de ellos viajarán a comprar estas unidades que no se consiguen en su país.
