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Editorial
Cero y van cuatro
Personas cercanas al gobernador especulan con la posibilidad de que si el gobernador va a El Tarra, sus líderes podrían plantearle quejas y reclamos
Martes, 28 de Junio de 2016

Es la cuarta vez que al gobernador, William Villamizar, le frustran un viaje a El Tarra. La última fue ayer, cuando centenares de personas, llegadas incluso desde remotos lugares de otros municipios, lo esperaban.

La razón que el Ejército le da para no llevarlo en uno de sus helicópteros deja, en realidad, muchas dudas y preguntas: la seguridad. Según los militares, no están en capacidad de garantizar al gobernador que mientras esté en El Tarra nada le ocurrirá.

Y, eso, en un lugar donde hay una poderosa base militar, con helipuerto protegido, y además presencia policial, no es muy tranquilizador ni para el gobernador ni para nadie; ni explicable, la verdad.

En el supuesto de que el pueblo es inseguro por la presencia guerrillera de Eln y Epl, surge la pregunta obvia: ¿entonces, para qué están los militares y los policías, si no para garantizarles a todos los ciudadanos de allí que pueden vivir tranquilos?

Y esta pregunta lleva a otra: ¿la tarea de las fuerzas del Estado en El Tarra es la adecuada? Pareciera que no, si se recuerda que durante meses permaneció, en lo alto de la torre de comunicaciones, a dos cuadras de la base policial, una bandera del Eln, sin que nadie la bajara?

Si no es porque unos reporteros de La Opinión muestran el hecho, todavía podría estar allí la bandera. En menos de 10 minutos, un soldado subió y la arrió sin que pasara nada. ¿Por qué antes no se hizo lo mismo?

La ida a El Tarra se ha convertido en una especie de punto de honor del gobernador, interesado en conocer de cerca las necesidades del pueblo de las que sabe por informes de sus colaboradores.

Ayer intentó ir por tierra, pero varios asuntos se lo impidieron. Y para hoy, el Ejército le dijo que podía llevarlo a Tibú, pero no a El Tarra. Es que cuatro incumplimientos en un mes son para sentir algo más que vergüenza.

Personas cercanas al gobernador especulan con la posibilidad de que si el gobernador va a El Tarra, sus líderes podrían plantearle quejas y reclamos sobre la tarea de los organismos de seguridad en el pueblo.

La razón del Ejército ayer tuvo que ver con el hecho de que el helicóptero disponible debió viajar a Caldas a colaborar en el rescate de los soldados que murieron en una aeronave que se desplomó en la montaña de Marquetalia.

Argumentar que no se está en la capacidad de garantizar la seguridad de un funcionario como el gobernador, es enviar a la sociedad el mensaje de que el Eln y el Epl, o quienes sean, son más fuertes que el Estado, son mejores que los soldados y los policías. Y ese es un mensaje equivocado.

Por otra parte, ¿quién convence a los campesinos que lo dejaron todo para ir a escuchar al gobernador y los planes que tiene, de que regresen otro día?

Ojalá esté equivocado el funcionario de un municipio de Catatumbo que se queja de que “para buscar a periodistas secuestrados está todo el poder militar disponible, pero cuando se trata del pueblo, ni siquiera prestan un helicóptero…”

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