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Cúcuta, un ejemplo

Hasta el momento no hay ni un vidrio roto en la ciudad o la región por el paro nacional que estalló desde el pasado 28 de abril en contra de diversas políticas del Gobierno.

Desde el 28 de abril cuando en el país se iniciaron las protestas contra el gobierno del presidente Iván Duque por asuntos como la reforma tributaria, el proyecto de la salud y otros reclamos, en Cúcuta y Norte de Santander la calma ha sido el factor que ha caracterizado las manifestaciones.

Incluso, mientras en otras partes del país hay graves denuncias de excesos de la fuerza pública que motivaron el rechazo y pronunciamiento hasta del gobierno de Estados Unidos, aquí en esta ciudad fronteriza ocurrió un hecho de convivencia que merece ser destacado.

Estudiantes y miembros de organizaciones sociales salieron, ayer, a las calles de la ciudad a expresar su solidaridad con Cali, Bogotá, Bucaramanga y otras regiones donde se han registrado graves situaciones en las calles, en desarrollo del paro nacional indefinido.

Cuando transcurría un plantón estudiantil en la Plaza de Banderas, al lugar se acercó el mayor Edgar Jurado, comandante del Primer Distrito de la Policía Metropolitana de Cúcuta, a dialogar  con ellos.

El arribo del oficial a ese sitio localizado al frente del estadio General Santander no fue para desalojarlos ni con el propósito de sacarlos a la fuerza, sino para la materialización de un hecho de plena convivencia entre la Policía y la ciudadanía.

Los jóvenes que estaban ahí exteriorizando su cánticos y levantando sus cartelones con mensajes relacionados a la dura prueba que en este momento enfrenta el país, escucharon las siguientes palabras del oficial: “todos nosotros somos colombianos, no estamos aquí como forma de agresión, estamos aquí para ayudarlos en lo que necesiten, esa es nuestra labor”.

Y este momento que dista absolutamente de lo que las imágenes fotográficas y de videos recogieron de las situaciones vividas en las calles de otras localidades colombianas durante esta jornada de protesta social tuvo su punto culminante con un poderoso gesto de confraternidad:

Uno de los estudiantes y el oficial chocaron sus puños a manera de confirmación de que el pueblo tanto de civil como el que cumple sus misiones en instituciones como la Policía, tienen muchísimas cosas en común y muy pocas que los separen.

De verdad que esa postal cucuteña es la que debe volverse viral en instantes en que la calle está cruzada por una ciudadanía que decidió salir a manifestarse y por otra se encuentra la figura de la ‘asistencia militar’ activada por el Gobierno Nacional y que en la práctica equivalió a sacar al Ejército para intentar contener las protestas.

Hasta el momento no hay ni un vidrio roto en la ciudad o la región por el paro que incluso también ha llevado a mostrar como la política no se sustrae de estas expresiones.

Fue así el lunes pasado unos jóvenes manifestantes pintaron en el pavimento de la Diagonal Santander un letrero que decía: “Cúcuta antiuribista” y horas después, alguien le borró anti y quedó “Cúcuta uribista”, en un duelo de expresiones sin violencia alguna.

La capital de Norte de Santander debe continuar por ahí porque alejarse de los enfrentamientos, disturbios y vandalismo es la mayor prueba de organización que finalmente tenderá a tener mayor eco y lanzar el mensaje de que salir a reclamar no puede considerarse como terrorismo sino como el civilizado uso del derecho a la protesta social, señalado en el artículo 37 de la Constitución Nacional.

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Miércoles, 5 de Mayo de 2021
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