La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Editorial
Cuestión de principios
La lógica elemental sugiere que un fiscal no puede andar por ahí revelando apartes de lo que dicen los acusados.
Image
La opinión
La Opinión
Jueves, 16 de Febrero de 2017

El mar de la política es turbulento, tormentoso, repleto de asechanzas y de sorpresas. Quedó probado hace pocas horas, cuando se conoció el texto conciso y muy diciente de una carta del excongresista Otto Bula al Consejo Nacional Electoral.

La carta niega cosas que se daban por ciertas, porque las había revelado nadie menos que el Fiscal General de la Nación, y que claramente señalaban a la campaña de reelección de Juan Manuel Santos de haber recibido dinero sucio. La fuente, quedó claro, era el propia Bula en entrevistas con los fiscales que investigan los sobornos de la multinacional brasileña Odebrecht.

“No es cierto, ni me consta, ni he dicho que el dinero que le entregué al señor Andrés Giraldo (casi un millón de dólares) fuera un aporte para la campaña Santos Presidente o para el señor Juan Manuel Santos”, dice la carta de manera tajante.

En la tormenta que se desató soplan vientos de todos los puntos cardinales y las preguntas se suceden sin interrupción. Las principales: ¿Bula dijo lo que el fiscal Néstor Humberto Martínez dice que dijo? Si no, ¿por qué Martínez lo afirmó? ¿Por qué el fiscal reveló detalles tan comprometedores de un proceso sobre el cual debe haber máxima reserva? ¿Qué se pretende acallar con el escándalo? Si el dinero no era para la campaña, de cuyo gerente es amigo Giraldo, entonces, ¿para qué era? ¿Por qué un mentís tan rotundo al fiscal general? ¿Tiene algo que ver en todo esto el hecho de que antes de ser fiscal, Martínez era asesor de Luis Carlos Sarmiento, uno de los grandes contratistas de obras contaminadas por el soborno?

Hay mucho de fondo, y todo toca con la moral y los principios éticos que, en sociedades como la colombiana, permeada desde hace algún tiempo por el auge de lo ilegal, han sido tan trivializados que incluso se privilegia lo antiético y lo inmoral.

La lógica elemental sugiere que un fiscal no puede andar por ahí revelando apartes de lo que dicen los acusados, y menos en procesos en los que se involucra el nombre del presidente de la República. Actuar así es atentar sin recato contra los primeros principios de la Justicia, del derecho y de la sindéresis, y abrir una puerta que será difícil de cerrar después, por la cual salga a la luz pública lo que se supone que debe permanecer en los despachos de jueces y fiscales.

La opinión pública cree que la mano larga de Odebrecht llegó hasta la cuenta bancaria de la campaña de Santos y que el mandatario lo supo. Ahora se sabe que nada fue así. ¿De dónde, entonces, salió la primera versión, la del fiscal Martínez? Porque al menos ya se sabe que el dinero de Bula tenía otro destino, ¿o no?

La experiencia dice que será muy difícil descartar de los colombianos la idea que sembró el fiscal sobre la campaña presidencial, lo que significa que si alguien se propuso causar un daño, lo logró. Hizo un daño que no se podrá reparar. Es la condición humana, el factor determinante en estos casos.

Extraña un detalle: el fiscal dijo que está investigando la veracidad de todas las declaraciones. O sea que, lo que dijo de Santos hace unos días ¿no era verdad investigada y comprobada?

Entonces, ¿por qué lo hizo público?

Temas del Día