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!Hablando de Justicia!

Los amigos de Arias consideraban que una solicitud de asilo en trámite le serviría para garantizar su libertad.

Creer que el poder del presidente Juan Manuel Santos le da para torcer la voluntad de un juez de Estados Unidos es ignorar lo que significa en ese país un mandatario latinoamericano y el nivel de independencia de toda su Justicia.

Así, es absurdo siquiera pensar que por razón de las influencias de Santos la Justicia estadounidense se puso en marcha para hacer pasar un rato amargo al exministro Andrés Felipe Arias, arrestado el miércoles,  y ayer encarcelado sin derecho a fianza, en cumplimiento de una solicitud colombiana de extradición.

Los amigos de Arias consideraban que una solicitud de asilo en trámite le serviría para garantizar su libertad mientras se presentaba a una audiencia en la que decidirán si lo entregarán a Colombia o no.

Pero, bien informado, el juez sabía que Arias estaba en Estados Unidos en razón a que salió subrepticiamente de Colombia cuando iba a ser condenado a 17 años y más de cárcel por delitos contra la administración pública.

Por eso, decidió que el exministro debe permanecer en la cárcel mientras la audiencia: existe alto riesgo de fuga, consideró el juez, basado en el antecedente que protagonizó Arias para eludir a la justicia colombiana.

La audiencia de ayer fue aprovechada por la Fiscalía General de Estados Unidos para urgir la extradición, pues no entregar al exministro a Colombia puede traer “severas consecuencias” políticas para las relaciones de su país, lo cual, en los actuales momentos, es bastante cierto: Washington necesita la mayor cantidad posible de aliados y Colombia, no Santos, es, quizás, el principal.

Desde luego, la defensa y la familia, pero en especial los amigos políticos del exministro, insisten, sin embargo, en que la detención en territorio de Estados Unidos es “una clara muestra de la persecución política que ha emprendido el Gobierno de Colombia en contra suya y de otros funcionarios del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez”.

Con base en este argumento, insistirán en que se le otorgue asilo político en Estados Unidos, y explican que el hecho de que le hubieran dado permiso de trabajo mientras tramitaban el asilo es señal de que su petición será positiva.

Hace un tiempo allí, un periodista colombiano que argumentó persecución por parte de las Farc, pidió asilo y le otorgaron uno temporal, junto con un permiso para trabajar. Pero, cinco años después, fue finalmente deportado.

La Justicia estadounidense no es un dechado de aciertos, pero en términos generales se puede hablar de su independencia de cualquiera otro poder, y para el último de los jueces, cualquier presidente, fuera del suyo, es solo un ciudadano extranjero más al que no le conceden ninguna importancia especial.

No sería de extrañar que, ante la interferencia que está recibiendo el caso, la Justicia decida acelerar los trámites, y en vez del año calculado, en pocos meses le niegue el asilo y envíe a Arias de regreso a Colombia. Los jueces allá conocen muy bien la realidad colombiana, y saben diferenciar entre un caso de persecución alegada real, y otro por conveniencia. Como el de Arias.

Que comience la Fiesta del Libro!

Viernes, 26 de Agosto de 2016
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