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Juego democrático

Para nuestros niños, como lo demostraron, jugar a la práctica partidista y a la democracia tiene de todo, menos de juego.

¿Enseñarles política y, en especial, democracia a los niños? ¡Qué ilusión!

Ellos son maestros. Y no solo en lo que significa, sino en la manera de ejercer los derechos y los deberes que implica ejercerla: con honradez y transparencia, y sin los vicios que desde la práctica partidista tienen a Colombia a mitad de camino entre el borde del barranco y el fondo del precipicio.

De todos modos, el ejercicio que patrocinó la Gobernación durante la semana que pasó, de simular, como si fuera un juego de tres días y con niños de todo el departamento, la práctica del debate electoral, es una buena propuesta educativa de doble vía, como debe ser la educación.

Por un lado, se les permitió a los niños involucrarse sin restricciones en los intríngulis del sistema electoral (hasta la Registraduría participó con la elaboración de tarjetones y su aparato de control de elecciones), y por el otro, a las autoridades departamentales, confirmar que han cometido, y cometen, muchas equivocaciones.

La dura frase del diputado infantil Julián David Trillos, sintetiza a cabalidad el sentimiento de los niños respecto de las obligaciones del Estado, y esas palabras deben ser motivo de preocupación de toda la sociedad: los niños saben cosas que los gobernantes pretenden ignorar.

“El derecho a la educación es el más importante, y sin embargo es el que más se viola en el departamento, porque vemos muchos niños trabajando en la calle”, dijo, desde su perspectiva de escolar este niño que se tomó el juego como debe ser: con toda seriedad.

Educación para todos, acoso, buena alimentación, seguridad, salud… son preocupaciones a las que se refirieron algunos niños como dignatarios, pero eso no significa que no les preocupen de manera permanente. Esta vez, aprovecharon que estaban ante quienes pueden prestarles atención, para decirlas.

El problema para el gobernador está en que los niños esperan soluciones a sus problemas, y no aceptarán ni dilaciones ni excusas. Ellos no han caído todavía en el turbión acostumbrado de prometer, recibir votos, e incumplir, para de nuevo hacer promesas que nunca se cumplirán.

Para nuestros niños, como lo demostraron, jugar a la práctica partidista y a la democracia tiene de todo, menos de juego. Para ellos, y así lo asumieron, pocas cosas pueden ser más serias que responderles a los intereses y a las necesidades populares. Al precio que sea necesario pagar.

Iniciativas como esta merecen todo el respaldo, pues ofrecen a la sociedad una excelente oportunidad para educarse políticamente, para aprender a usar las herramientas apropiadas que le permiten acceder a las instancias de poder donde se toman las decisiones, para dejar de depender de los personajes de siempre, para liquidar costumbre de escuchar promesas que no serán cumplidas…

Y, si alguien pensó en que los niños tomarían la jornada como un juego, no se equivocó, así lo tomaron. Solo que para ellos nada es más serio que el juego, y ningún juego es más serio que el que les permite decirles a los grandes como deben ser las cosas.

Para los niños nortesantandereanos, así lo demostraron, nada más serio e importante que jugar a enseñar honradez, transparencia, corrección…

Sábado, 29 de Abril de 2017
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