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Editorial
Más educación
La capital de Norte de Santander muestra una matrícula en los colegios oficiales de 124.000 estudiantes, que equivale a 7.000 alumnos más en las aulas.
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Domingo, 20 de Junio de 2021

En la protesta social se les ha escuchado a los jóvenes pedir más oportunidades para educarse, es decir, terminar su bachillerato y poder tener acceso a la educación universitaria o técnica y así poder contar con unas bases para el empleo o el emprendimiento. 

En el Concejo de Cúcuta se han escuchado en lo corrido de este año voces del uribismo planteando moción de censura contra la secretaria de Educación, Jessica Ramírez, por la presunta “inexistencia de coordinación en las decisiones y ausencia de liderazgo en el equipo de trabajo, cobertura, defensa de los recursos  y porque en la contratación del PAE no se evidenció pluralidad de oferentes, que es una garantía anticorrupción”.

Pero al contrario de lo expuesto por uno de los concejales Centro Democrático, las estadísticas -que son las que permiten las ‘frías mediciones’- señalan mejoramientos en aspectos como el de garantizar la universalización de la educación de primaria y bachillerato.

En ese asunto la capital de Norte de Santander muestra una matrícula en los colegios oficiales de 124.000 estudiantes, que equivale a 7.000 alumnos más en las aulas y alejados de los riesgos de estar en el peligroso ocio que conlleva a riesgos como el de la drogadicción o la delincuencia.

Y en ese punto no debe de haber descanso, puesto que la cobertura de la educación en las instituciones oficiales requiere de un crecimiento continuo en acatamiento a lo ordenado por la Constitución de 1991, de que se trata de un derecho de la persona y de un servicio público que tiene una función social.

Esta ciudad fronteriza con tantos problemas de pobreza y desempleo requiere que esa base educativa siga en crecimiento para contener males tan peligrosos como el del analfabetismo o la desescolarización de menores de edad y jóvenes que abandonan el aula para irse al rebusque en la informalidad.

Y otro indicador que es fácil de medir y contrastar con lo que ocurría en el pasado, es la expansión del Plan de Alimentación Escolar (PAE) que a lo largo del tiempo siempre ha dado de que hablar y muchas veces fue objeto de denuncias e investigaciones por hechos relacionados con presunta corrupción.

En la actualidad el PAE de Cúcuta llega a 80.555 estudiantes, que corresponde al 65 por ciento de las matrículas en los planteles oficiales del municipio, hecho que se logró porque el ahorro en los costos, permitió aumentar el número de beneficiarios.

Qué bien que eso esté sucediendo y que los jóvenes, los padres de familia y la comunidad lo sepan para que estén atentos a que su manejo en ese sentido continúe adelante y se vigorice a futuro con la  universalización de la educación superior, que bien podría darse usando la infraestructura de muchos colegios, en la noche. (Pero esto será para otra nota)

También resulta estimulante para un segmento de la población cucuteña tan golpeado por el desempleo, que los cargos directivos de la Secretaría de Educación Municipal estén en manos de mujeres.

Y mucho mejor resulta la transparencia para contratación de personal, pasando de 1,5 personas concursando a 16, lo cual conlleva a la eficiencia en un despacho tan importante como el que maneja lo relativo a la educación en el municipio que también eliminó la ‘dedocracia’ para vincular maestros, rectores y personal administrativo en los colegios y escuelas.
Pero así como se destacan los logros, hay que insistir en la mejora y ampliación de las aulas escolares, en más baterías sanitarias y en más áreas abiertas para el recreo y la actividad física, ahora que se ha advertido del regreso presencial a clases.

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