Camila de Cornualles, esposa del príncipe Carlos de Inglaterra, habló por primera vez de lo duro que fue para ella ser la amante del príncipe cuando este todavía estaba casada con la difunta princesa Diana y ella era la esposa de Andrew Parker-Bowles, padre de sus dos hijos, Tom y Laura.

Todo comenzó cuando se filtró una conversación telefonica de la pareja en 1992. A partir de ese momento, Camila se convirtió en la villana de Inglaterra y la prensa se ensañó contra ella, por lo que a la hoy Duquesa le tocó encerrarse en su casa por varias semanas.

"No podía salir, era prisionera, es realmente una sensación horrible: no se lo deseo ni a mi peor enemigo (…) sobreviví gracias a mi familia, a mis hijos", expresó.

Además afirmó que siempre tuvo el apoyo de sus hijos, quienes en ningún momento juzgaron sus acciones pues para ellos era la mejor mamá del mundo.

Contrario a eso, los jóvenes se tomaron aquella época de encierro con humor: jugaban a cazar a los paparazzi que se escondían en el jardín de la casa. 

“Utilizando binoculares los cazábamos por los rayos del sol en las lentes de las cámaras. En las épocas en que el escándalo estaba en su máximo auge, había media docena escondidos afuera. Era algo perfectamente normal", sentenció Tom a la revista Daily Mail.

Después de 30 años de idilio, Camila y Carlos se casaron en el 2005, y hoy cumplen las funciones correspondientes dentro de la Familia Real.