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Sin documentos ni en Colombia ni en Venezuela

20 años atrás conoció a su madre, por primera y última vez en Maracaibo.

Ricardo Manuel Gamarra García pudo ser locutor, médico, multimillonario, o simplemente existir y tener nombre, apellido y documentos que digan quién es.

Porque a sus 53 años, su identidad solo él la reconoce: carece de documentos que lo identifiquen.

Dice que nació en 1963 en Cúcuta y que tiene su partida de bautismo en la iglesia San Antonio de Padua, pero su única prueba la perdió hace unos días andando por las calles de Cúcuta, una ciudad que abrió la puerta para quedarse pero con pocas posibilidades de existir.

Con ocho mil pesos consiguió la partida para comprobar que es colombiano y que su acento venezolano es producto de una vida construida allí, en un sitio en el que tampoco fue nadie porque sobrevivió sin registro civil ni cédula.

“Yo vivía en Valencia”, cuenta con los ojos bien abiertos y ese tono extranjero en una agradable voz que alguna vez se escuchó en 34 emisoras del otro lado de la frontera, cuando trabajaba en hipódromos y hacía publicidad para la hípica. “La situación se puso muy dura, pasé hambre, y decidí volver”.

El viaje fue de terror temiendo que lo detuviera la Guardia Nacional Bolivariana, pero llegó hasta El Vigía, a San Cristóbal, y finalmente a San Antonio del Táchira.

Cruzó el puente Simón Bolívar sin explicaciones y, sobre todo, algún papel que mostrara quién era.

Ya en Cúcuta cuenta que ha recorrido las siete notarías y fue ilusionado a Los Patios, después de que alguien le prestara el dinero para sacar la partida de baustimo, pensando que obtendría por fin su cédula, su registro, la constraseña, o algo que tuviese impreso su nombre.

“En la registraduría de Los Patios me trataron mal y me gritaron diciendo que la partida era falsa”, cuenta. “Por eso es que vengo a denunciar, y quiero hacer esto público, porque soy colombiano y esa es la prueba”.

También se queja de que siempre le ofrecen recurrir a tramitadores, por cinco mil pesos, que le cuestan toda una semana de trabajo.

Ahora está vendiendo forritos de celular en el centro de Cúcuta, soñando con volver a encontrarse con sus hijos.

Es padre biológico de dos niñas: una de 15 años, cumplidos el 1 de febrero, y por la que se le ahogan los ojos; y otra de ocho.

Ninguna lleva su apellido, por razones obvias: “Es que yo no existo, para nadie, y ahora me siento discriminado en mi propio país”.

Pero adicionalmente es el padre de la hija de su pareja, y adoptó hace años a un niño que hoy tiene 16 años.

Más que la falta de papeles, le duelen los niños abandonados, o como él: raptado desde los cuatro meses por un padre que lo golpeó cuanto pudo, y una madrastra que no fue mejor.

Solo una vez, hace más de 20 años, su mamá lo buscó en Maracaibo.

“Estuvimos hablando como una hora, y ella me contó que vivía en Puerto Santander, por el puente, y después de contarme cómo la golpeaba mi padre supe que nunca hay que maltratar a una mujer”, relata. “Me gustaría buscarla, pero me han dicho que no es fácil, y que preguntar por alguien puede ser peligroso”.

El rumor de la presencia de paramilitares en la zona lo mantiene al margen de encontrar a su madre, Inés Teresa García, si es que aún vive.

En la ciudad, trató de buscar su escuela, en la que jugaba con Nancy Magaly Vargas, cerca a la loma de Bolívar, pero de allí también perdió cualquier rastro.

“Caminé por esa zona y pregunté por la escuela, pero me dijero que mejor no me metiera a unas calles, porque era peligroso”, dice, mientras sueña con ayudar a quienes viven en la calle y con quienes durmió hace tres meses, cuando llegó al país; o tener una fundación para ayudar a los niños, y esperar que, ojalá, un día haga parte del mundo.

Lo que dice la Registraduría

Desde la Registraduría del departamento se indicó que la condición de Gamarra es inusual, pero se reconoció que se han encontrado casos similares en los que los solicitantes de documentos de identidad también han informado que carecen de cualquier identificación de Colombia y Venezuela, pero al efectuar la verificación con el Consulado venezolano se encontró que sí tenían documentación del vecino país.

El trámite que Gamarra podría efectuar, según datos de la Registraduría es:

1. Confrontar su plena identidad. Para ello, debe asistir a una de las registradurías para la toma de las huellas de las manos, las cuales se envían al Consulado venezolano para su revisión. Igualmente, no se descarta la consulta en los consulados de Perú, Ecuador y la Registraduría Nacional del Estado Civil, para comprobar la falta de identificación.

2. Si el consulado venezolano responde que el señor tiene identificación, será demandado por pretender, de forma arbitraria, obtener la ciudadanía colombiana. Es decir, estaría cometiendo un delito.

3. En vista de que Gamarra tiene la partida de bautismo, esta suficiente para obtener la nacionalidad.

Finalmente, se señaló que el cobro por apartar una cita para tramitar documentos para obtener la nacionalidad colombiana fue una estafa, porque quienes fungen como tramitadores nunca registran a sus víctimas en el sistema de citas de la Registraduría, razón por lo que nunca pueden obtener una cita con la entidad.

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Viernes, 10 de Marzo de 2017
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