“¡Ay mi papito!   Yo le dije que no se viniera para acá”. Repitiendo esta frase, en medio de lágrimas, la hija de Jorge Armando Rodríguez Mejía soportaba la trágica escena de ver a su papá muerto, en la mitad de la calle, luego de ser atacado a balazos en el barrio San Miguel, en Cúcuta.

La menor, de 10 años, arribó hasta la avenida 16 entre calles séptima y octava, al mediodía de ayer, al conocer la noticia del asesinato de su padre, con quien estuvo horas antes mientras la consentía en su cama, en medio de un malestar que la tenía enferma.

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El desconsuelo de la niña atrapó las miradas de los curiosos que se aglomeraron alrededor de la escena del crimen.

Rodríguez Mejía, de 32 años, oriundo de Bucaramanga, fue atacado por un hombre que llegó al lugar a bordo de una motocicleta venezolana marca Empire Owen, negra, con un casco de protección del mismo color, se bajó y le disparó en varias oportunidades mientras él pulía unos moldes de zapatos en el taller donde trabajaba.

Jorge Armando intentó salvarse de la acción del pistolero escondiéndose entre las máquinas y hasta alcanzó a correr hacia la calle, pero el homicida no bajó la guardia y siguió accionando su arma hasta asesinarlo.

Luego de percatarse de que el zapatero estaba muerto, el asesino huyó con rumbo desconocido.

¿Qué pasó?

La compañera sentimental de Jorge Rodríguez aseguró que hace unos dos meses, un hombre lo amenazó de muerte luego de un problema que la víctima tuvo con sus familiares.

“Él siempre me decía que uno salía de la casa pero no sabía si regresaría”, relata la mujer, dejando entrever que Jorge Armando presentía que algo malo iba a ocurrir.

Así se lo manifestaba a sus compañeros de trabajo, diciendo que tenía una ‘culebra’ peligrosa y que si lo veía, lo mataba.

Miembros del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía, practicaron el levantamiento del cadáver.

El comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, coronel Javier Barrera, aseguró que Rodríguez estaba indiciado por los delitos de homicidio, porte ilegal de armas, lesiones personales y violencia intrafamiliar.